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Ya habréis notado que últimamente el blog se actualiza menos de lo que era normal. No es porque estuviera de vacaciones, sino porque llevo con un pico de trabajo desde antes de comenzar el verano; y es lo malo de no ser ni numismático ni periodista profesional: que uno tiene que dar preferencia a aquello que le da de comer.

En los próximos días voy a estar hasta arriba, así que ya descarto la posibilidad de poder escribir otra entrada antes de irme de vacaciones a la Francia bretona. A la vuelta del descanso tengo un viajecillo laboral, así que creo yo que hasta el 10 de septiembre o así no podré volver a ponerme con el blog. Espero, eso sí, cogerlo después con ganas. También quedan a vuestra disposición tanto los comentarios en el blog como mi correo electrónico.

Voy a comentar en el blog un pequeño truco que me han preguntado varios al ver mis anuncios en eBay. Es un pequeño y simple truquito que puede ahorrar unos euros a los vendedores de eBay. Recuerdo que hace tiempo vi a un tipo que explicaba esto por el módico precio de un euro; veo absurdo cobrar por información como ésta, que seguro que muchos de los lectores del blog ya sabéis.

Muchas veces pongo anuncios de monedas en los que me gustaría incluir varias imágenes, por ejemplo para mostrar el anverso y el reverso de la pieza o para detallar las diferentes monedas de un lote. Se permite subir hasta doce imágenes por anuncio, pero sólo la primera es gratuita, las demás cuestan 5 céntimos cada una. La idea es ser capaz de poner imágenes en el anuncio sin tener que pagar a eBay esos 5 céntimos. El precio por imagen no es que sean mucho dinero, pero si los multiplicamos por dos imágenes cada lote y los lotes que vendamos, podemos ahorrar un par de euros todas las semanas… ¡ya da para una caña!

El truco está en que en los anuncios de eBay se puede escribir la descripción utilizando código HTML (que viene a ser algo así como el «lenguaje en el que están escritas las páginas web»).  Para ello en el recuadro donde se especifica la descripción del artículo se debe seleccionar la pestaña HTML, como se muestra en la imagen de abajo.

Por lo tanto, si en vez de escribir la descripción en modo texto la escribimos en modo HMTL, se pueden incluir directamente imágenes, marquesinas, gif animados… pero claro, para eso hay que saber HTML, que no es que sea algo del otro mundo, pero hay que tener cierta idea. De todas formas para poner una imagen no hace falta saber más que una sentencia, que es la que permite incluir imágenes:

<img src=»AQUÍ_VA_LA_URL_DE_LA_IMAGEN»>

Y ya está, incluyendo ese código en nuestro anuncio aparecerá la imagen definida por la URL en cuestión. Por ejemplo, con el texto que se muestra en la figura superior aparecería el banner de este blog en el anuncio de eBay.

Eso sí, la imagen puede aparecer demasiado grande, por lo que hay veces que hay que reducir el tamaño, para lo cual se escribe esta otra sentencia en lugar de la anterior:

<img src=»AQUÍ_VA_LA_URL_DE_LA_IMAGEN» width=»200″ height=»250″>

En el ejemplo de esta segunda sentencia la imagen tendría un ancho de 200 píxeles y un alto de 250. Se puede jugar con los números para que la imagen tenga el tamaño adecuado.

Con esto ya  está todo dicho, pero por si acaso alguien se lía a la hora de subir la imagen o de obtener su URL, vamos a repasar todos los pasos a seguir desde que se tiene una imagen en el disco duro hasta que se tiene en el anuncio de eBay:

1.- SUBIR LA IMAGEN. Para ello hay muchos servicios, los más famosos son Picasa, Flickr o ImageShack. Subir fotos en esos servicios es muy sencillo, así que no voy a entretenerme en ello. No obstante, he aquí un tutorial para subir imágenes a ImageShack, y otro para hacer lo propio en Picasa.

2.- OBTENER LA URL DE LA IMAGEN. Es tan sencillo como pulsar sobre la imagen que quieras incluir con el botón derecho y dar «Copiar dirección de la imagen» (en caso de usar el navegador Opera) o dar a «Copiar ruta de la imagen» (en caso de usar el navegador Firefox). Para otros navegadores supongo que sea parecido.

3.- ESCRIBIR LA SENTENCIA ANTERIOR EN LA DESCRIPCIÓN DEL ANUNCIO. Para ello se cambia  el texto AQUÍ_VA_LA_URL_DE_LA_IMAGEN por la URL que tenemos en el portapapeles.

El otro día estuve eschando el podcast The Coin Show, el cual es muy recomendable aunque se centre en la numismática americana. Eso sí, está en inglés y aunque se entiende perfectamente, no deja de ser un idioma extranjero. El caso es que en su primer episodio hablan de la importancia de comprar libros sobre numismática, considerando las inversiones en bibliografía como las mejores que se pueden hacer en este mundillo.

En el blog ya hemos hablado varias veces de bibliografía, recordando el famoso dicho de «Compra el libro antes que la moneda«. El problema es cómo saber qué libro comprar. Como dicen en The Coin Show, «cualquier libro es mejor que ningún libro», pero está claro que  unos libros son mejores que otros.

De entrada hay que tener una cosa muy clara sobre los libros: NO son guías de precio. Esto es un error en el que caen muchos principiantes, aunque en el blog ya se ha comentado que los catálogos no pueden ser buenas guías de precios; en blogpolis Carlos parece opinar de igual manera. Un aficionado con más experiencia numismática utiliza los catálogos de subastas como guía de precios y los libros los deja como una referencia a la que consultar para cuestiones históricas, para resolver ciertas dudas relacionadas con las características de una moneda o para tener en alguna parte resumidas las características de cierta serie de piezas. Por lo tanto, no es tan importante que un libro tenga precios o no, porque esos precios no son fiables y porque se deberá seguir consultando cuando los precios estén totalmente desfasados.

Una recomendación de Carlos a la hora de seleccionar un libro es coger aquél que utilicen las subastas importantes para identificar sus piezas. La recomendación me parece excelente, porque es una manera de estar seguro de que la publicación es buena, ya que de ella se están fiando la gente que más entiende de numismática. Sólo hay que coger un catálogo de subastas (o mejor varios y de varios países), ir a la sección de bibliografía consultada y ver qué publicaciones utilizan.

Lo malo de estas publicaciones suelen ser muy completas, extensas y pensadas para gente muy avanzada, por lo que muchas veces no son la mejor opción para principiantes o para gente que se inicia en un periodo determinado. Por ejemplo, dentro de la gran cantidad de bibliografía sobre moneda romana (y más que no está citada en esta web) unos de los mejores libros son «Roman Imperial Coins«, un completo catálogo de monedas romanas imperiales de ni más ni menos que diez volúmenes que no son precisamente baratos. Eso echa para atrás a casi todos los que nos aproximamos por primera vez a la numismática antigua, por mucho que lo usen las casas de subastas.

Para estos casos lo mejor es comprar un manual (handbook) que incluya una introducción histórica, las principales series y las cecas más relevantes. Quizá no aparezcan las monedas más raras, pero tampoco íbamos a comprarlas. Si te dedicas a hacer una colección muy extraña, pues entonces quizá no haya un manual pensado para ti, pero si se trata de algo que coleccione mucha más gente (que es lo normal) pues seguramente encuentre uno. Lo malo es que los hay muy malos, por lo que es mejor consultar a otros coleccionistas (en foros como Imperio Numismático o Identificación Numismática) o a profesionales sobre cuál adquirir. Yo, como norma general, aconsejo comprar un manual que lleve ya varias ediciones; ese suele ser un buen síntoma de calidad.

Por último, un apunte que hacen en The Coin Show es que el e-book cambiará radicalmente la forma de distribuir y almacenar bibliografía numismática. Yo mismo tengo un montón de catálogos de subastas en casa que me sería mucho más cómodo tener en una diminuta tarjeta para leer en un e-book. Igualmente, editar y distribuir un libro es un tema muy costoso que se verá radicalmente disminuido cuando los e-book sean omnipresentes. Tendrá sentido editar un libro dirigido a un público muy pequeño y que ese libro esté disponible durante décadas a un precio asequible. Más sobre las TIC en numismática aquí y aquí.

Las imágenes están obtenidas de Amazon y de Aureo.

Hace unos días publiqué una entrada donde revisaba las mujeres que aparecen en la moneda circulante española. He de reconocer que la lista la he sacado de un comentario de María Teresa Siso en la introducción al catálogo de la subasta Béquer, que se ejecutó el 27 de abril de 2000 en Aureo. No lo cité explícitamente porque allí sólo se nombraban a Isabel II, Isabel I y doña Urraca, por lo que la lista no era la misma ya que yo la completé con Doña Sofía, creyendo que no había más.

El primer comentario lo hizo Isidro, indicando que en las monedas de 2000 pesetas y de 12 euros aparece también la Reina Sofía. Y efectivamente tiene razón, dejo aquí una imagen sacada de Wikipedia que lo demuestra.

También indicaba Isidro que en una de las monedas de 2004 aparece Letizia Ortiz, celebrando las bodas de los príncipes, pero Antonio le contradijo indicando que en la Orden Ministerial ECO/637/2004, donde se regula esa moneda, se indica expresamente que se trata de una moneda conmemorativa y no de curso legal. ¡Madre mía el nivel que alcanzan nuestros lectores!

El comentario de Alex se refería a que en la lista se podrían incluir las monedas acuñadas por los Archiduques Alberto e Isabel. Efectivamente, la archiduquesa Isabel Clara Eugenia de Austria, hija de Felipe II e infanta de España fue gobernadora de los Paises Bajos y aparece en numerosas monedas junto con su esposo Alberto de Austria, en una posición semejante a la que aparecen los reyes actuales en las monedas de 12 euros. Aquí abajo está Isabel Clara Eugenia pintada de forma magnífica por Rubens.

La verdad es que técnicamente esas son monedas españolas, o al menos acuñadas en el imperio controlado por el rey de España, aunque no sé por qué muchos coleccionistas no buscan estas cecas y sí las americanas. En cualquier caso, aquí abajo hay un ducatón acuñado en Amberes en 1618 que se subastó en Aureo el pasado 11 de marzo, alcanzando los 750 euros. Son una preciosidad las monedas de plata acuñadas en los Paises Bajos bajo dominio de los Austrias, ya dedicaremos algunas entradas al tema.

Otra cosa curiosa, que incluyo ya que estamos, es que hay monedas en las que aparece María I de Tudor,  segunda esposa de Felipe II y per se reina consorte de España. Fueron monedas acuñadas en Inglaterra, que no tenía nada más que ver con España más que unos reyes en común, pero bueno, aquí dejamos un ejemplo: una moneda de 1 schilling acuñada en Londres y subastada en Aureo el 16 de diciembre de 2009, subasta en la que se remató por 550 euros.

El último comentario en esta misma línea es que en Milán también se acuñaron monedas en las que aparece Mariana de Austria, segunda mujer de Felipe IV y regenta de España durante la minoría de edad de su hijo Carlos II. Por ejemplo, en la subasta de Aureo del pasado 26 de mayo se subastó el siguiente escaso ducatón con un remate en 404 euros.

Pero el comentario que realmente muestra un error a todas luces en el post anterior es el que hizo Juan Marro, indicando que hay monedas de oro acuñadas en Barcelona y Zaragoza en las que se muestra el rostro de Juana I y Carlos I. Realmente me sorprendió porque creía conocer esas monedas pero pensaba que estaban a nombre de los Reyes Católicos, puesto que en Barcelona se acuñaron monedas a nombre de los Reyes Católicos hasta mucho después de su muerte. Como ejemplo, pongo este medio trentí acuñado en Barcelona en época de Felipe III (más de 100 años después de la muerte de los RRCC) y que se subastó con la colección de Caballero de las Yndias alcanzando un precio de 1600 euros.

Pero resulta que no, que en el caso de Juana y Carlos se acuñaron monedas de oro en esas cecas a sus propios nombres. Son piezas raras y valoradas. Dejo aquí un doble principat acuñado en Barcelona de 1536 (único conocido) y otro acuñado en Perpinyá en 1522, ambos rematados en la anterior subasta por 45000 y 36000 euros respectivamente. Se puede observar en ambos que la leyenda indica IOANA ET CAROLVS REGES. Equivocación mía, pero me quedo con el consuelo de que Maria Teresa Siso también se equivocó, y es una de las personas que más saben de numismática en España, así que seguro que los lectores del blog pueden perdonármelo.


En cuanto a las monedas acuñadas en Zaragoza a nombre de Juana y Carlos, en el catálogo de Caballero de las Yndias se indica que se fundieron monedas de 20, 50 y 100 ducados, habiendo llegado un ejemplar de cada hasta nuestros días. Allí se subastó la de 50 ducados, rematándose en 90000 euros, su precio de salida. Aquí abajo la podéis ver.

Creo que con esto están todos los retratos femeninos en las monedas de curso legal españolas. Un último apunte es para decir que si antes nombro a doña Urraca antes sacan a subata una pieza suya. Efectivamente, en la última subasta de Marti Hervera y Soler y Llach (muy interesante en general, por cierto) se saca este raro dinero acuñado en Toledo con un precio de salida de 800 euros y que se remató en 900.

En la entrada dedicada a analizar las casas de subastas numismáticas en España no dediqué espacio a la casa Ibercoin por el simple y llano motivo de que por aquél entonces (diciembre de 2010) todavía no había realizado ninguna subasta. Hoy va a ser el día que realice la segunda.

Ciertamente no puedo opinar demasiado sobre esta casa de subastas porque no tengo experiencia en comprar ahí. En la primera subasta que realizaron no pujé porque quería esperar para saber si eran o no gente seria, y por lo que me han comentado parecer ser que sí lo son. En la subasta de hoy no he pujado por otros motivos. En cualquier caso, me alegra de que las empresas de numismática empiecen a hacer uso de las TIC (información sobre TIC y más TIC para numismática) y que incluyan la tecnología como parte fundamental de su negocio; en mi opinión es precisamente eso lo que puede hacer un hueco a Ibercoins en el mercado.

No está de más echar un vistazo a su página web, ni tampoco al catálogo de la subasta de hoy.  La página está bastante bien, aunque en mi opinión hay cosas en el diseño que podrían mejorar (claro que es maravilloso si se compara con las webs de otros numismáticos); además, tienen una serie de monedas en venta con unos precios razonables en general. En cuanto al catálogo, si bien es evidente que no es un catálogo de primera fila, como pueda ser Aureo o Cayón, tiene muchísimas piezas que encajarían perfectamente en cualquier colección. Entre ellas una magnífica colección de pesetas de El Centenario, algunas de las cuales ilustran esta entrada. No está de más estudiárselo.

Por otra parte, al comprar en esta subasta se tiene la ventaja de que todavía no es muy conocida, por lo que quizá no suban demasiado los precios. Sin ir más lejos, el blog de Numisfera todavía no estudiar esta subasta. Y como alguna crítica hay que hacer, pues digo que la calidad de las fotografías de las monedas es muy pobre, y en muchos casos se merecen una alta resolución para poder estudiar la pieza con detenimiento; no estamos hablando de monedas que cuesten dos pesetas.

Roberto hizo su primera aparición en el blog en la entrada de «Volatilidad del precio con respecto a la rareza» escribiendo esto:

Es mi primer comentario en el blog,y espero que sirva de algo para muchos coleccionistas.¿Precio,demanda,inversión? Yo colecciono moneda antigua,imperio romano(principalmente)y picoteo algo de Borbones y Centenario.

Al grano,como mucha gente con la entrada del euro se nos habrió una nueva forma de coleccionar estilo “fasciculos”,cada mes visitar el puesto de turno para adquirir las novedades,han pasado algunos años y ahora quiero poner en el mercado las monedas de 2 euros conmemorativos que guarde para, supuestamente, numismaticos que me aconsejaron “invertir”en euros

.El problema es que con la crisis nadie va a soltar lo que realmente valen las,alrededor de cien,monedas de 2 euros pero lo peor es que los mismos numismaticos que me aconsejaron y otros,no me las compran a más de un euro más su valor facial(la mejor oferta),las corrientes,y a 10 -15 euros Finlandia 2004,Eslovenia 2007-tratado de roma- etc..

Por no hablar de las de Vaticano y San Marino que no me dan ni la tercera parte de precio catalogo,su respuesta es que hay crisis,que tienen muchos cartuchos de todos los años,etc

Conclusión,te das cuenta ,que la moneda que era rara ya no lo es,que monedas que te venden a 35-40 euros y te dicen cogela que se acaban,resulta que no te dan ni la mitad, porque todos tienen cartuchos.

En fin,que te gastas un dinero en monedas para “invertir”,pierdes mas de la mitad de lo invertido,pero lo peor es que el mercado esta saturado de estas “monedas”.Que listos.

Para terminar,decir que fue el articulo escrito por Adolfo, -no se puede invertir en moneda conmemorativa-,el que me hizo despertar la curiosidad de comprobarlo.

Más vale tarde que nunca.

Antes de nada tengo que dar las gracias a Roberto por el comentario. Estas son las cosas que me hacen creer que este blog sirve para algo y que no estoy pregonando en el desierto. Además, su experiencia puede ayudar a más gente, lo que nunca está de más.

Sinceramente, me sorprende el camino seguido por Roberto, porque es raro que alguien que coleccione moneda romana y española acabe coleccionando euros (mucho más normal es al revés), pero eso es lo de menos. La cuestión es que yo detecto aquí un par de errores de fondo, y no es que sea yo el auditor de nadie, pero en mi opinión hay un par de cosas que Roberto hizo mal y de las que, por suerte, se ha percatado:

  • Confiar en el asesoramiento de gente que tiene interés en que el gaste dinero en euros. A este tema ya se ha dedicado una entrada, pero en resumidas cuentas viene a ser que el numismático que vende euros te va a intentar convencer de que los euros son la mejor inversión, más que nada porque será él quien te los venda.
  • Creer que se puede sacar un beneficio por el mero hecho de almacenar monedas. Otro tema que también ha sido tratado en el blog.

El mercado de la numismática es muy extraño: tiene unas cargas extremadamente altas, es razonable que un intermediario se lleve entre un 20% y un 30% (esto se tratará otro día, pero aquí tenéis un adelanto), fluctúa mucho… no es sencillo. Pero es esa dificultad la que permite que se pueda sacar un beneficio. El simple hecho de comprar monedas a un comerciante, esperar 30 años y volvérselas a vender a un comerciante no hará ganar dinero a nadie (ya se vieron casos drásticos). Si alguien hace eso por dinero, yo le recomiendo que deje la numismática y compre acciones de alguna empresa importante, lo normal es que le vaya mejor.

Para poder invertir en numismática hay que estar metido dentro del mercado; hay que saber qué comprar, a quién comprárselo y a qué precio. También hay que saber a quién vendérselo y a qué precio. Tan importante es una cosa como la otra, ninguna de ellas es sencilla y yo diría que no se puede saber una cosa sin la otra. Si con ir a una numismática y comprar lo que nos digan sacaríamos un buen interés ¿quién no invertiría en monedas?

Por eso creo que es un ejercicio súper importante el hecho de comprar unas piezas para después intentar venderlas. No tienen que ser unas piezas muy caras (pongamos 30 euros/pieza), ni tampoco tienen que ser muchas (pongamos cinco piezas). Simplemente hay que comprarlas cuando creamos que nos las ofrecen baratas e intentar revenderlas, en el momento o pasado un tiempo, a ver si somos capaces.  Si resulta que somos capaces de revenderlas a 35 euros, pues ya conocemos gente que nos las compra y a qué precio las compra: nos vamos haciendo un hueco en el mercado y vamos teniendo contactos.

Si resulta que todo lo que nos ofrecen por ellas son 25 euros, pues habremos perdido un poco de dinero, pero habremos aprendido una lección que evitará que lo sigamos perdiendo. Esto también es importante porque esas lecciones son realmente valiosas y si de verdad las interiorizamos harán que no caigamos otra vez en el mismo error. Mucha gente, y eso es lo que más pena me da, cuando se sienten engañados cogen asco a la numismática y no quieren volver a saber de ella. No se dan cuenta de que ahora ellos son mejores numismáticos que antes porque han aprendido una lección de la que pueden sacar partido.

Como corolario, yo recomendaría a cualquiera que  pretenda hacer una colección con idea de invertir que no compre monedas y las guarde, sino que las compre y las venda; una vez que controle el mercado que empiece a guardarse las monedas que considere. Evidentemente, el que coleccione por puro placer, pues que se haga la colección que más le guste, pero que no lo vea como una inversión.

Las monedas que ilustran la entrada están sacadas de Wikipedia y son piezas de 2 euros conmemorativas: Finlandia 2004, Vaticano 2004, San Marino 2006 y Eslovenia 2007.

Hoy abro otro melón: el tema de las pátinas, que hasta ahora no se ha tratado en este blog. Yo no es que sea ningún experto al respecto, pero propongo una pequeña reflexión después de haber leído unas conversaciones muy interesantes al respecto en cointalk, concretamente ésta, ésta y ésta, de donde están sacadas las imágenes de la entrada.

Lo primero que hay que comentar es que en Estados Unidos se valora muchísimo más las pátinas que aquí, y no lo valoran todos los coleccionistas, sino sólo unos pocos que las aprecian y están dispuestos a pagar significativamente más por ellas. Mi opinión personal es que esto se debe a dos motivos: en general los coleccionistas americanos cuentan con más dinero que los españoles y a que como toda su moneda es relativamente reciente y hay muchísimos ejemplares en calidad SC siempre intentan marcar la diferencia por pequeños detalles. Esto es lo mismo que hace que en EEUU la diferencia de precio sea tan grande entre monedas MS 64 y MS 65 (ver más sobre el tema); aunque en España también hay mucha diferencia entre monedas en SC y SC+, no es tanta como en EEUU.

En otras palabras, que como hay moneda americana buena para satisfacer a todos los coleccionistas, y sin embargo hay gente con mucho dinero, pequeñísimos detalles hacen que la moneda multiplique por 10 su precio. Y uno de esas posibles mejoras son las pátinas. En España generalmente se valora menos, prueba de ello es que en las subastas muchas veces aparece la denominación de «bonita pátina» o «pátina irisada» y no se aprecia un aumento del precio de salida, ni de la estimación, ni del remate con respecto a una moneda en similares condiciones pero sin pátina.

Aquí un forero hace un cálculo aproximado y llega a la conclusión de que en torno al 5% de las monedas de 1 dólar de plata americanas tienen pátina irisada. Con ello calcula la población de monedas en una calidad MS 64 con pátina bonita y la población de monedas de MS 65 y se llega a la conclusión de que se valora mucho más un pequeño aumento en la calidad de la acuñación de la moneda que el hecho de que presente una pátina original. La opinión de los foreros a este respecto es unánime, prefiriendo todos ellos una mejor calidad en la acuñación de la moneda.

Además, se presenta la seria dificultad de tasar la pátina de una moneda, puesto que no existe ningún catálogo especializado ni nada que haya hecho explícita la forma de valorar las pátinas. Quizá lo más semejante sea este artículo de la Toned Collectors Society (Sociedad de Coleccionistas de Pátinas) donde proponen una valoración de las pátinas. No obstante, no parece ser nada estandarizado ni tampoco muy seguido.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que esto va mucho por modas. En España hace unos años se valoraban más los duros con una pátina bonita que con algo de brillo, lo que hacía que muchos coleccionistas repatinasen los duros acercándoles a la llama de un mechero para que así se produjera una oxidación rápida y tomasen tonos curiosos. A mí me da la sensación de que esto ya no se lleva y la gente prefiere tener las monedas con color plata y, si puede ser, algo de brillo original.

Mi gusto personal es que las pátinas me dan un poco igual. Tengo alguna moneda en buena calidad que está bastante fea porque se ha ennegrecido pero no me importa porque el desgaste es pequeño. Y desde luego prefiero una moneda color plata o con brillo original que una moneda de colorines como las de las fotos, aunque hay que admitir que son bonitas y llaman la atención.

La Segunda Guerra Mundial es seguramente el acontecimiento histórico que más haya marcado la historia del siglo XX, hasta el punto de que la mayoría de las actividades que hoy en día realizamos posiblemente no serían las mismas de no haber sido por dicha Guerra. La numismática no se escapa, y la WWII ha dejado algunas huellas en ellas. Hoy presento quizá la más famosa: el centavo de 1943.

Como todos sabéis, Estados Unidos entró en la Guerra en diciembre de 1941 teniendo como consecuencia económica casi inmediata el encarecimiento de la mayoría de las materias primas, que ya eran caras de por sí debido a que Europa llevaba más de dos años en guerra. El encarecimiento de los materiales dejaron cosas curiosísimas: las mujeres se pintaban medias falsas debido a la escasez de nilon, se pagaban a precio de oro las piedras de las casas de algunos  pueblos gallegos, muy ricas en wolframio y por un año se dejaron de acuñar centavos de dólar en cobre.

Como el cobre se puso caro, los americanos acuñaron sus monedas de centavo de 1943 en acero, que es un material mucho  más barato . El resultado de la acuñación fue un desastre: al ser el acero de color plateado la gente los confundía con dimes, que costaban 10 centavos; las máquinas expendedoras no los reconocían; y como no estaban galvanizados por los bordes se oxidaban y se corroían al poco tiempo de haberlos acuñado. Todo esto hizo que al año siguiente recubrieran los cóspeles de acero con una fina capa de cobre para evitar tales males. En cualquier caso, a partir de 1947 los centavos volvieron a ser de cobre y el acero se dejó para otros menesteres.

Pero ahí no quedo el asunto. Resulta que en 1942 debieron sobrar unos cóspeles de cobre y a alguien se le ocurriría en 1943 acuñarlos y sacarlos a circulación como si tal cosa. Se ve que no hicieron fraude. En Wikipedia (de donde están sacadas las fotos de la entrada) consideran estos centavos como los más raros de la serie de Lincoln, sólo superados en rareza por el famoso de doble acuñación.  Se estima que se acuñaron unos 40 ejemplares, aunque sólo 15 han sido confirmados. Os podéis imaginar que con los cientos de miles de personas que coleccionan centavos americanos, son piezas muy cotizadas y se suele considerar en las listas de rarezas americanas. También os podéis imaginar que hay miles y miles de centavos falsificados.

En el blog de Susan Headley indica que lo más normal en las falsificaciones es que sea uno de 1948 recortado (algo semejante a la peseta de Benlliure). El truco para ver a primera vista si es falso es que el rabo del tres debe ir hacia abajo de forma bastante pronunciada. En la imagen de abajo (esta sacado del blog de Susan) se ve bien la diferencia. No obstante, lo de siempre: son monedas muy raras y muy caras, de sospechar que son buenas habría que mandarlas a una entidad certificadora.

Se puede ver con una simple búsqueda en Coin Talk el interés que suscita este centavo. También se puede ver que a los expertos les preguntan cada poco por la autenticidad de estas piezas, según el mismo blog de Susan. Me imagino que sea como en España por los duros de 1869, si cada vez que veo a alguien que cree tener un duro de 1869 auténtico me dieran un euro, quizá ya me daba para comprarme uno auténtico yo 🙂

En cuanto a los precios de los centavos de 1943, pues el de acero es barato, mientras que el de cobre es sólo apto para algunos bolsillos privilegiados. En WikiAnswers indican que en 2000 se remató uno por 115.000 dólares (MS-61), mientras que en 2010 se remató otro por 207.000 dólares (VF-35).

Un último apunte es que, a la inversa de lo que ocurrió con los centavos de 1943, en 1944 se acuñaron algunos centavos sobre unos cóspeles de acero. Estos son menos famosos, pero también son muy escasos y por lo que parece también bastante falsificados. Hasta 2000 PCGS no autenticó ninguno de esta especie, que parece ser que se subastó en Heritage, con una estimación de entre 75.000 y 100.000 dólares (no sé por cuánto se remató). También se dice que el mejor conocido lo autenticó ICG (Independent Coin Grading) y es el que se muestra en la foto de abajo.

Me imagino que a todos nos haya pasado que cuando les comentamos a algunos conocidos que nos hemos gastado unas perrillas en unas monedas antiguas nos miran con cara de «tú estás como una cabra» y nos saltan la pregunta de «¿Y no te valdría igual con una copia hecha hoy en día?». Entonces es cuando intentamos explicar, muchas veces de forma infructuosa, que una moneda acuñada en el siglo XVI y una réplica exacta hecha hoy mismo no son iguales. Es algo que para los coleccionistas es obvio, pero para mucha gente no y la razón no deja de ser una cuestión filosófica. Voy a intentar explicarla de forma breve e intuitiva en esta entrada, sin enrollarme, que a mí la filosofía me encanta y me es difícil parar.

Ya he citado alguna vez en el blog a Walter Benjamin, y ese es quien propuso una idea que a mi entender supera este problema de valorar más el original que la copia exacta. Esta idea se recoge en su magnífico ensayo «Das Kunstwerk im Zeitalter seiner technischen Reproduzierbarkeit» («La obra de arte en su época de reproductibilidad técnica y otros escritos sobre los medios»), aquí está el original y aquí se encuentra el texto traducido a castellano. El problema al que se enfrenta Benjamin en el ensayo es cómo poder considerar una obra de arte como «única», irrepetible, propia del creador… cuando en su época (1935) se podía sospechar que los avances de la tecnología permitirían duplicar las obras de arte de forma totalmente automática y de manera que no se puedan distinguir las copias de los originales ni siquiera por los más expertos.

Desde mi punto de vista, y sin ser un experto, creo que Benjamin lo que buscaba era superar unas carencias que aparecían en la visión platónica de la filosofía del arte debido a los avances tecnológicos de su época. Yo como soy un auténtico platónico en lo que a filosofía del arte se refiere estoy encantado con su trabajo.

Pues la forma de superar este problema no es otro que introduciendo el concepto de «Aura», que es un estatus ontológico IRREPRODUCIBLE que se define como “la manifestación irrepetible de una lejanía (por cercana que pueda estar)” y que no representa otra cosa que la formulación del valor cultural de la obra artística en categorías de percepción espacial-temporal (cita). En otras palabras, y de forma sencilla, el Aura de una pieza es lo que le hace única y permite que a través de esa obra de arte podamos tener un «contacto» con otras épocas u otros lugares. Eso es algo que no se puede reproducir, por muy perfecta que sea la copia.

También es importante tener en cuenta que ese Aura es un estatus ontológico de la propia obra de arte, y no una cuestión psicológica del observador. Es decir, que independientemente de lo que opine quien vea la obra, el Aura estará o no. Es una propiedad de la propia obra de arte.

En otras palabras, para quienes les guste más la aproximación del lenguaje, si tenemos una pieza del siglo XVI y su copia exacta, totalmente imposibles de diferenciar por un ojo humano, no son ambas dos entidades idénticas. La razón es que la sentencia «Existía el uno de enero de 1900» es verdadera para una y falsa para la otra. Y eso es totalmente independiente de si el que observa puede distinguirlas o no.

Pues ya tenemos un buen argumento de por qué siempre los coleccionistas buscamos monedas originales y no réplicas, aunque estas últimas nos salieran mucho más baratas. No obstante, no es fácil de explicar, de hecho yo en este otro blog lo estuve debatiendo con unos compañeros y la discusión fue interesante. Pego uno de mis argumentos.

En la numismática y en el coleccionismo de arte en general, el problema de las copias es evidente, porque te la pueden colar y perder mucha pasta.

¿Os imagináis conversaciones del siguiente tipo?

A: “Mira, ésta es una copia perfecta de un duro de 1869 en calidad sin circular”

B: “Muy bonito, ¿de cuándo es la copia?”

A: “La hice hace tres días, en mi casa. Si quieres te la vendo por 5000 euros. Es un chollazo, una copia de éste se vendió por 45000 hace un par de meses, la única diferencia es que el otro era original de 1869, pero ¿es que acaso “los originales tienen una propiedad metafísica que los diferencia de sus copias físicamente idénticas”?”

Pues sí. Los originales tienen dicha propiedad metafísica, y no es otro que el concepto de “Aura” del que nos habla Walter Benjamín en su ensayo “La obra de arte en su época de reproductibilidad técnica”. Ese Aura viene a ser algo así como el vínculo entre el objeto y el sujeto que lo admira que se crea por el transcurso del tiempo o por los hechos acontecidos a dicho objeto. Es algo totalmente irreproducible. Nadie va a un museo a ver copias, sino originales.

Un último apunte es que la biografía de Walter Benjamin es más que interesante, tanto sus aportaciones a la filosofía como su forma de vivir o de morir. ¿Fue un suicidio o le mataron los nazis? David Mauas dedicó un documental sobre el tema titulado «Who killed Walter Benjamin?»

P.D.: estos días ando con un pico de trabajo bastante grande y me estoy limitando a publicar entradas que tenía escritas de hace tiempo. No tengo tiempo de escribir entradas nuevas aunque quiero comentar algunos temas y me consta que hay lectores que también lo están esperando. Esperemos que en un par de semanas esté más relajado…

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