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La entrada de hoy me la sugirió Bernardo, un coleccionista amigo mío con el que ya he hecho varios tratos, cuando empezaba el blog. Un día por otro la he ido postponiendo, pero en cualquier caso, dedicada queda.

Ya se ha comentado en el blog que durante los 70 y los 80 España necesitó una gran cantidad de moneda y pidió que la acuñasen en Alemania, Chile o Londres. Todas esas acuñaciones mostraban la M coronada de Madrid, indicando la marca de ceca madrileña. De esta forma, en principio no se podrían distinguir las monedas acuñadas dentro o fuera de España. No obstante, después se detectaron las famosas pesetas chilenas o la variante globo cricífero en los duros.

La entrada de hoy muestra otras monedas en las que hay una diferencia en la propia marca de la ceca, que permite distinguir las que se acuñaron en Alemania de las que se acuñaron en España. Se trata de las simpáticas monedas de 10 pesetas de 1983, 1984 y 1985. Monedas muy corrientes, como la que se muestra en la imagen inferior. Fuente.

Todas las monedas de 10 pesetas tienen la marca de ceca de Madrid, es decir, la M coronada. No obstante, hay una pequeña variación en la corona de la M que depende de si la moneda fue acuñada en Madrid o no. La cuestión está en fijarse en los picos laterales de la corona, si fue acuñada en Madrid serán redondeados, como la imagen inferior.

En cambio, si las monedas fueron acuñadas en Alemania, los picos son más pintuagudos. Semejante a como se muestra abajo. Por cierto, estas dos imágenes las publicó el usuario del foro imperio numismático kukuye en este hilo (gracias por ellas).

En el caso de las monedas de 1983 y de 1984, son muy comunes ambas variantes, pero no así las acuñadas en 1985, en la que es muy común la variante española (picos redondeados) y rara la alemana. Son monedas que no he visto nunca en una subasta pública, por lo que no quiero me atrevo a dar un precio de referencia. No obstante, adelanto que cualquier comerciante o coleccionista de variantes estará encantado de dar una propinilla si le lleváis una sin circular.

Finalmente, quisiera apuntar que estas piezas fueron las primeras monedas de 10 pesetas que emitió España para su circulación en el siglo XX. Hay que remontarse hasta 1879 para ver la anterior fecha de emisión de las monedas de 10 pesetas. Esas se acuñaron en oro y son tan bonitas como la que se muestra abajo, rematada en 2700 euros en la subasta de Aureo de 11 de marzo de 2010.

P.D.: me voy de vacaciones unos días, por lo que el blog estará «abandonado» 10 días o así.

Hay gente para todo en este mundo, de eso no cabe duda. Y entre toda esa gente que se ha podido encontrar Enrique en plazas y mercadillos numismáticos, más de uno está totalmente obsesionado con las monedas, como si lo más importante de su vida fuese tapar los huecos que le faltan en la colección. Y parece ser que no son pocos los obsesionados, sin ir más lejos en este foro se habla justamente de ese tema.

Hasta la fecha, todos estos obsesivos/compulsivos numismáticos que ha conocido Enrique se pueden dividir en tres clases:

CASO A: aquellos que tienen que estar a la última. Suelen coleccionar moneda actual y barata (generalmente euros y/o bimetálicas), pero andan todo el día pendientes de cuándo una casa de moneda saca no sé qué tirada para ir corriendo a la numismática o al mercadillo a comprarla y ser el primero del barrio en tenerla. No vaya a ser que a los tres días ya no queden. Todo esto independientemente de la tirada de las monedas. Pagan las monedas caras, pero como son piezas baratas no les supone un gran esfuerzo. Con algunas decenas de euros al mes lo tienen solucionado.

CASO B: aquellos que tienen que completar pronto su colección. Suelen coleccionar moneda antigua y series concretas, de forma que quieren tener todas las monedas de esas series, y sólo de esas series. Además, quieren tenerlas pronto, violando uno de los consejos para los coleccionistas novatos, que es que no hay que tener ninguna prisa en encontrar monedas. Se levantan pensando en que tienen que encontrar esas dos o tres piezas, y se acuestan pensando en cómo pueden encontrar esas dos o tres piezas. Si les ofreces alguna más, aunque sea barata, no les interesa. Al final algún comerciante (que les huelen de lejos) les proporciona la moneda que buscan, pero a un precio sensiblemente mayor de lo que hubieran podido pagar si no hubieran tenido prisa.

CASO C: aquellos que invierten en exceso. Es sin duda el caso más raro, pero Enrique conoce alguno. Son gente que invierten en numismática y compran piezas caras para venderlas más caras, pero llegan a creer que su patrimonio se mide en monedas antiguas, y no son capaces de tener 600 euros sin comprar una moneda con ellos. Esto no quita de que a la larga las puedan sacar rentabilidad, pero consiguen andar siempre escasos de dinero en efectivo, lo cual puede ser muy muy peligroso para cualquier economía, doméstica o no. Hay gente a la que este tipo de cuestiones les han acarreado problemas matrimoniales muy serios.

Como se ve, en cualquiera de estos casos lo que ocurre es que la gente se obsesiona con un tema y eso les hace actuar de forma que pierden dinero. Además suele ser gente con la que no se puede tener otra conversación que no sea sobre numismática, por lo que muchas veces acaban siendo unos pesados, pero esto es tema aparte. Por ello, si alguien se ve en estas situaciones yo le recomendaría lo siguiente:

CASO A: tranquilizarte y relajarte, las monedas no se van a acabar y habrá para todos, ya lo piensan los estados para que así sea. Date cuenta de que las prisas no son buenas consejeras y de que puede ser más interesante comprar algún lote o cartucho de monedas e irlas cambiando con otra gente. Si no, ya se irán cogiendo las monedas a mejor precio dentro de unos meses.

CASO B: para tu colección o déjala temporalmente, si sigues así no harás más que perder dinero. Espera a que te ofrezcan y no vayas a por buscar las piezas, porque entonces las pagarás caras. Si no eres capaz, lo que puedes hacer es simplemente coleccionar monedas que te gusten, y no tiras concretas, mucha gente lo hace. Así no habrá huecos que tengas que rellenar. Y si aún así no eres capaz, piensa en dedicarte a coleccionar cosas más baratas, que no supongan mucho dinero. A Enrique le ha llegado a confesar una persona que él nunca coleccionaría monedas porque se obsesiona con cualquier colección y con la numismática perdería mucho dinero.

CASO C: plantéate una estrategia de inversión seria y síguela a raja tabla. O marcas un dinero para invertir en monedas todos los meses o años, o sólo inviertes lo que saques de las compras y ventas o tú verás, pero tener dinero en el banco y/o en otros valores es más que necesario.

Aún así, como dice un amigo mío, cada uno hace con su dinero lo que le da la gana, esa es la única verdadera norma.

Las imágenes de la entrada están tomadas de la próxima subasta de Dea Moneta. Sus descripciones son, en orden:

Repubblica Romana. M. Marcius Mn. f. Denario, 134 a.C. D/ Testa di Roma a destra. Dietro, modius. Sotto il mento, X. R/ Vittoria in biga a destra. Sotto, legenda M-MAR-C / RO-MA divisa da due spighe di grano. Cr. 245/1. B. 8. gr. 3.98 18.00mm. AG. FDC.

Monete e Medaglie di Zecche Italiane. Bologna. Anonime dei Bentivoglio (1446-1506). Doppio bolognino d’oro. MIR 20. gr. 6.90 R. AU. BB+.

Monete e Medaglie Estere. Spagna. Carlo I e Giovanna (1516-1556). Scudo d’oro Toledo. Fr.154. gr. 3.48 R. AU. BB/BB+.

Una de las piezas más codiciadas en la numismática de Franco son las 100 pesetas con estrella 69, a quienes dedicaremos esta entrada. Al hablar de ella habrá que empezar, como se hace siempre, alertando de la gran cantidad de falsificaciones que hay. De hecho, es una de las piezas más falsificadas en España, puesto que pasa de valer muy poco si tiene una estrella 67 ó 68 a valer un dinerito más que considerable si tiene una estrella 69. Para la entrada me baso principalmente en el ejemplar número 68 (febrero de 1996) de la revista Crónica Numismática (ya desaparecida) y en mi experiencia personal.

Las monedas de 100 pesetas de Franco tienen dos estrellas a ambos lados de la fecha. En todas ellas, la primera estrella tiene el número 19 y en la segunda puede aparecer 66, 67, 68, 69 ó 70. Ésta es la única distinción entre las diferentes emisiones de la moneda, y serán éstas las que darán el valor de la pieza. Lo primero que haremos será analizar la primera estrella, puesto que presenta la particularidad de que los «1» varían dependiendo del año en el que se emitió la moneda. A continuación pongo diferentes imágenes, hechas por mí (y ya sabéis que soy un desastre dibujando) a mano alzada. Espero que os sirvan de ayuda.

Ésta es la forma que presenta el uno correspondiente a las monedas de 100 pesetas de 1966 (19-66).

Ésta es la forma que presenta el uno correspondiente a las monedas de 100 pesetas de 1966 (19-67). No obstante, existen monedas con estrella 67 cuyo uno tiene la forma del año 66, debido a que se reutilizaron los cuños. Esta es una variante conocida como «uno en punta». Las monedas del 67 con el uno en punta son más escasas, y per se más caras, que las que no tienen el uno en punta.

Ésta es la forma que presenta el uno correspondiente a las monedas de 100 pesetas de 1966 (19-68).

Ésta es la forma que presenta el uno correspondiente a las monedas de 100 pesetas de 1966 (19-70).

Y hasta aquí los unos de la moneda. Lo bueno hubiera sido que la moneda del 69 hubiera tenido un uno diferente a todas las demás, pero no, su uno es igual que el del 67, es decir, que parece casi más un 7 que un 1. No obstante, hay falsificadores cutres que no tienen esto en cuenta y utilizan una pieza del 66 ó del 68 para falsificarla y poner un 69, con lo cual es sencillo ver que la moneda es falsa.

En cuanto a los nueves, hay dos variantes archiconocidas: palo recto y palo curvo. Lo curioso es que el «palo curvo» no tiene un palo demasiado curvo, sino que más bien es «menos recto». Tiene una forma semejante a la de la siguiente figura:

Mi experiencia me dice que la acuñación de la estrella es bastante floja generalmente, llegando a estar el 69 grabado con una fina línea. No por eso va a ser falsa. En la revista antes citada comentan una segunda variedad de «palo curvo», que catalogan como rarísima, pero como yo no la he visto citar en ninguna parte más que ahí, no la considero.

La imagen de arriba muestra el aspecto de un 9 con palo recto. Muy importante fijarse en que tiene una bolita más ancha al final del palo, muchas veces es la clave para considerarla buena. De estas se hicieron 4500, de las cuales 1000 fueron para las pruebas Proof del año 69, y las otras para contentar a los coleccionistas. Ninguna de ellas circuló, y eso es importante.

En global, para considerar como buena una moneda del 69 yo sigo estos pasos:

– Fijarse en el 9
– Fijarse en el 1
– Fijarse en el resto de la moneda, si tiene algún desgaste casi seguro que es falsa porque las originales no circularon
– Fijarse si tiene brillo original en la estrella, lo que indicaría que no ha sido manipulada

No obstante, hay falsificadores que saben más que el hambre y te la pueden colar. Por eso, este tipo de piezas siempre hay que comprarlas a alguien de confianza o a una subasta pública. Mejor aún si tienen certificado de autenticidad (aunque serán más caras) porque así será más fácil venderlas sin que el comprador tenga dudas de su originalidad.

Finalmente, hay que decir que son piezas muy comunes en las subastas españolas. La imagen que he puesto arriba se corresponde con un «palo recto» de la subasta 223 de Aureo. En cuanto a los precios, en la subasta celebrada el 28 de enero de 2010 por Marti Hervera se vendió un palo recto en calidad sin circular por 280 euros y un palo curvo en EBC+ por 100 euros.

EDITO 18 de diciembre de 2010

En un comentario Miguel dice que él conoce dos variantes en el trazo del 9 de 100 pesetas con palo recto.  Me ha mandado una imagen con muy alta calidad en la que se pueden ver tres monedas (auténticas según él) con diferentes nueves. Podéis descargar la imagen aquí.

Cuando se habla de «coleccionar» monedas generalmente se suele pensar en gente que, como yo, maneja cantidades pequeñas. Cuando se habla de «inversores«, generalmente nos referimos a quienes sueltan una pasta para conseguir piezas nuevas. No sé si alguno de estos últimos me leerá, pero esta entrada es una reflexión a ese tipo de inversiones.

En esta web se reflexiona sobre las posibilidades de invertir en numismática. Se indican las características del mercado: muy volátil, inestable, con una revalorización a largo plazo y con alto coste de compra/venta; principios que ya se han comentado en el blog. Sin embargo, me quiero centrar en un par de artículos de OnlyGold escritos por Richard Smith. En estos dos artículos (uno y dos) se defiende que toda inversión numismática es una mala inversión. No se centra en propinas, habla de inversiones de decenas o centenares de miles de dólares. Los motivos que da son los siguientes:

– Los compradores muchas veces no saben lo que compran.

– Hay unas cargas altísimas en compra/venta.

– No es fácil entrar en el mercado numismático.

– Las monedas se revalorizan muy poco.

– La numismática no es un valor de refugio.

Desmontar todos estos argumentos daría para una entrada muy larga, pero intentaré hacerlo de forma breve. Lo primero que hay que decir es que la página OnlyGold se dedica a la venta de oro, y el oro es un bien material cuyo mercado tiene unas características semejantes a la numismática, por lo que se pueden ver como competidores. En otras palabras, al autor le viene bien que la gente no invierta en numismática y lo haga en oro.

En cualquier caso, hay que dar la razón que quien quiera que meta dinero en numismática (o en cualquier otro mercado) sin tener ni idea, lo más normal es que pierda dinero. Eso ya apareció en el blog con una experiencia que tuvo Enrique. Pero, ¿es que hay gente que gasta 100.000 euros en una moneda sin saber lo que está comprando? Pues sí, y si no la paga más cara es porque el vendedor no ha querido aprovecharse más. Hay gente así, ¿o es que todo el que compra un Pollock tiene idea de arte? Igualmente, también estoy de acuerdo en las altas cargas del mercado numismático, cuestión que también fue analizada en el blog.

No obstante, el mercado numismático es enormemente volátil, y eso es lo que hace que en él se pueda ganar dinero. Claro, que para eso hay que conocerlo bien. Hay profesionales que viven de las monedas que compran y vender, al igual que hay aficionados cuya colección se mantiene a base de comprar y vender monedas; debe haber algo que permita sacar unos cuartos.

Y donde discrepo de lleno es que la numismática no es un valor de refugio, puesto que es clarísimo que sí lo es, al igual que el oro. Bien es cierto, tal y como dice Richard Smith, que en caso de una gran catástrofe como una guerra o similar, la numismática carecerá de valor. Pero, en caso de semejante catástrofe, el oro tampoco valdrá, ni el arte, ni tener 10.000 acciones de Telefónica, ni 5 millones de euros en Letras del Tesoro: todo eso tendrá menos valor que una lata de sardinas (o que un trago de agua, como se muestra de manera ejemplar en «Yellow Sky«). Aún así, cuando se habla de «crisis» en el sistema capitalista nos referimos a las vacas flacas, donde los que tienen mucho dinero cierran empresas y se refugian en otros valores, y los que tienen poco dinero se quedan en el paro. No es una casualidad que la mayor subasta jamás hecha de moneda española se haya realizado en época de crisis, ni tampoco que hoy en día las subastas numismáticas vendan casi todos sus lotes, como siempre nos recuerda el blog Numisfera. Hoy en día mi opinión en general es que la numismática está cara, y eso es debido a que hay crisis.

Finalmente, Smith presenta unos cuantos datos con los que pretende demostrar que las monedas se revalorizan poco. Lo que pasa es que no indica la fuente de los datos (por lo que puede habérselos inventado) y que esos datos están cogidos con truco, comparando 1980 y 2001, año en el que la economía mundial estaba especialmente ágil.

En global, la numismática es un mercado donde se puede hacer dinero, pero para ello hay que conocerlo bien, como cualquier otro mercado. La mayoría de los coleccionistas que conozco a final les sale bien.

Las monedas que ilustran la entrada son algunas de las más caras jamás vendidas. Están sacadas de el blog dig 4 coins. Son un penique australiano de 1930, un dólar sentado de 1870, un dime de 1894, un dólar de 1804 y los famosos 20 dólares de águila de 1933, la moneda más cara, fuevendida por $7,590,020

En una entrada anterior hablaba sobre las diferentes formas de guardar y almacenar monedas. Hoy dedico la entrada a las diferentes formas de guardar y presentar monedas para su venta. Esta distinción entre guardarlas para almacenarlas o guardarlas para venderlas es algo que no he visto en ninguna parte, pero creo que es necesaria la distinción debido a que los requisitos son diferentes. Concretamente, las diferencias que veo son las siguientes:

No es necesario garantizar la conservación de las monedas a largo plazo (previsiblemente no se tardará mucho en venderlas).
Debe permitirse ver (o fotografiar) cada pieza con detalle, por lo que es preferible que la pieza esté al aire.
– Las monedas previsiblemente se transporten, hay que protegerlas de posibles golpes.
– Sigue siendo necesario que la solución no sea cara.

Como se ve, los requisitos son diferentes, por lo que los métodos adecuados no serán los mismos. Los que me parecen mejores son los siguientes:

Bandejas

Son las más adecuadas para el transporte de monedas. Son las mismas bandejas en las que se almacenan, pero generalmente se meten en maletines de aluminio, que son ligeros y relativamente baratos. Si se transportan monedas caras, no está de más tener un maletín con cierre de seguridad, pero bueno, esto es para profesionales.

Cápsulas

Los discos de plexiglás de los que ya hablamos permiten proteger muy bien las monedas de golpes externos, por lo que son muy útiles para su transporte. Si tenemos unas pocas decenas de cápsulas nos dará para todas las monedas que necesitemos transportar, por lo que la inversión no es muy alta. Además, permiten sacar la moneda de la cápsula para poderla observar detenidamente. Lo malo es que pesan.

Fundas de plástico

Son fundas de plástico (generalmente de PVC) en las que se meten las monedas. Son las más utilizadas porque son muy baratas y versátiles. Tienen tamaño estándar y no pesan, además son baratas (unos 5 céntimos cada una). La mayoría de los numismáticos profesionales y de las subastas numismáticas que conozco dan las monedas en este tipo de fundas. Muchas veces meten en ellas un papelito para describir la moneda e indicar el precio. Una cosa debe quedar clara: estas fundas no son aptas para almacenar monedas mucho tiempo, porque el plástico acabará dañando las monedas y además no las aisla ni las protege del entorno.

Fundas de papel

Estas fundas son como las anteriores, pero de papel. No es que sean muy caras, pero son difíciles de encontrar (de hecho yo no sé dónde se pueden comprar). Tienen la característica de que si se presentan varias juntas no se ven todas las monedas de un golpe de vista, lo cual puede ser una ventaja o un inconveniente. En el propio papel de la funda se puede indicar la descripción y el precio de la pieza.

Evidentemente, también se pueden utilizar los mismos mecanismos de almacenamiento que se indicaron en esta otra entrada, pero hay métodos más adecuados cuando se trata de transportar las piezas y mostrárselas a un cliente.

La primera imagen de la entrada la he adquirido del blog NumisNati, la segunda del blog El Coleccionista de Monedas.

Hago una turbo-entrada porque acabo de enterarme, gracias a rtve y a revistadearte, de que desde hoy mismo se pueden comprar los 12 euros conmemorativos de 2010, dedicados esta vez a la presidencia española de la Unión Europea. A mí me gusta más cuando se conmemora un acontecimiento artístico que uno político, pero ¿qué se le va a hacer? yo no pongo las normas. La moneda que veis es la que ya se puede adquirir según la FNMT.

Ya sabéis que a mí no me gustan nada las monedas conmemorativas, porque las veo como una manera de que el Estado recaude dinero. Sin embargo, éstas sí que las colecciono y todos los años acudo religiosamente al Banco de España a comprar tres piezas: una para mi padre, otra para mi hermano y otra para mí. Empezó mi padre a comprarlas allá por el año 94 y desde entonces así lo hacemos, tampoco es mucho dinero.

Lo que hay que tener en cuenta es que no es necesario comprarlas a intermediarios. Lo digo porque he visto sitios como el blog de Isidro en el que a las monedas de 12 euros se les da un precio superior a 12 euros. Es más, en ciertas numismáticas y en mercadillos se venden por entre 13 y 16 euros, por si acaso alguien pica. Pues no, si queremos una moneda de 12 euros, aunque sea de otro año, lo que hay que hacer es ir directamente al Banco de España y allí te la dan sin perder dinero. Al menos hasta el año pasado no se había agotado ningún año, porque un tipo delante de mí compró una de cada.

Otra cuestión son las monedas de 2000 pesetas, las cuales ya no se dan en el Banco de España. Entre ellas las hay muy baratas, que apenas han subido en muchos años, como la del año 1994, y otras que han subido considerablemente, como la del año 2000.

EDITO:

Para decir que además de la moneda de 12 euros, también se emite la de dos euros conmemorativa de Córdoba, tal y como informa Pulifil (de donde se ha obtenido la foto de abajo). De esta moneda ya hablamos aquí.

Igualmente, todo aquel que quiera la moneda no tiene más que ir al Banco de España y comprar un cartucho por 50 euros. Se queda con una moneda y las otras se las gasta. No tiene sentido pagar por estas piezas más de dos euros. Lo que sí es cierto es que estos cartuchos no suelen tardar demasiado en agotarse, quizá un par de meses o así. No es que haya que tener prisa, pero está claro que el año que viene no quedará ninguno.

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