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Saber tasar las monedas es para un numismático como dibujar a un pintor: una cualidad básica; por eso la tratamos con bastante detalle en el blog. Hoy voy a comentar en esta entrada los cuatro pasos básicos de una tasación. La idea es que queden claros para que después haya más entradas que detallen cada uno de ellos.

Así pues, para tasar una moneda hay que seguir los siguientes pasos:

Identificar la moneda. Obviamente es lo primero que se debe hacer, y para ello lo mejor es contar con una buena colección de catálogos especializados. Ya se ha comentado que los catálogos no son buenos consejeros para tasar las monedas, pero sí para identificarlas, sobre todo si son catálogos especializados, sobre los que ya se hablará. También es cierto que muchas de las monedas que no será necesario este paso para muchas de las monedas que caigan en nuestras manos, puesto que si conocemos el tipo de monedas deberíamos ser capaces de identificarlas a simple vista. Por cierto, en el foro de identificación numismática hay usuarios que de forma gratuita ofrecen sus conocimientos para identificar monedas (de ese foro está sacado el dirham almohade anonimo que ilustra esta entrada).

Comprobar errores. Una vez identificada, hay que observar bien la pieza para ver si presenta algún tipo de error o variante. De nuevo se pone de manifiesto que hay que conocerse las variantes numismáticas, así como tener buen ojo y experiencia en detectar errores de exceso de metal, cuños rotos u otros. Si son monedas antiguas también habrá que comprobar su peso y fijarse bien en los detalles para asegurarse de que la moneda no es falsa.

Valorar la moneda. Para mí ésta es la etapa más difícil, la más delicada y la más polémica. Hay que saber valorar bien una moneda para poder compararla con otras y determinar con certeza su calidad. No vale auto-engañarse, porque todos tendemos a sobreestimar nuestras monedas; hay que ser sinceros y fijarse bien en todos los detalles, puesto que tasar una moneda en EBC+ o en SC puede hacer que doble el precio. Por supuesto, también hay que tener en cuenta la calidad de acuñación, el que esté más o menos centrada (en caso de ser antigua), si ha sido o no limpiada, si ha estado colgada, si presenta manchas de óxido, si tiene brillo original, cómo está la pátina…

Creo que un buen ejercicio es ver las monedas que se subastan en Aureo & Calicó o en Marti Hervera y Soler y Llach e intentar determinar (sin haberlo visto antes) la calidad de las monedas. Claro está que no es lo mismo ver una imagen en grande que mirar una monedita con lupa, pero ya es una ayuda.

Poner precio a la moneda. Quizá este sea el paso más sencillo si se han hecho bien los anteriores. Para ello no hay más que encontrar una subasta en la que se haya vendido una moneda del mismo tipo de la que tenemos y con una calidad semejante. Para ello, de nuevo hay que tener una buena colección de catálogos de subastas (ya dijimos que no valen los catálogos que venden en las numismáticas) e irlos mirando hasta que encontremos la moneda que buscamos. Si no la encontramos se puede buscar una moneda semejante en cuanto a rareza (fiándonos delos catálogos convencionales) y de una calidad muy similar.

Otro buen ejercicio para este último paso es ver las monedas que se subastan en Aureo & Calicó o en Marti Hervera y Soler y Llach e intentar adivinar el precio en el que van a acabar.

Está claro que estos cuatro pasos no se hacen en cinco minutos, y además hay que entender del tema para hacerlos. Ese es uno de los motivos por los que, en mi opinión, no se deben tasar monedas gratuitamente; aunque explicar el por qué dará pie a otra entrada.

El tema de las cartas no es que sea conocimiento numismático, pero como afecta directamente al coleccionista que se encarga de comprar, vender y cambiar, pues también se tratará en este blog.

Es muy común que se compren o se vendan monedas a través de Internet y el enviarlas de forma barata, y rápida y segura muchas veces es un problema. Bueno, todo hay que decirlo, para mí generalmente la rapidez no es problema, y me suele dar igual que una moneda tarde en llegar un día que una semana. «Lo importante es llegar», como dice la DGT. Y para ello, aunque sea muy obvio, nada mejor que escribir la dirección correctamente en el sobre, siguiendo el formato de la imagen inferior.

Pero la cuestión es ¿hay que asegurar los envíos?

Si no se aseguran los paquetes Correos sólo se devuelve 30 euros en caso de pérdida, lo cual es muy poco si mandamos monedas serias. Claro está, por otro lado, que es muy difícil que se pierda una carta certificada. De hecho, de entre las varios cientos de cartas que yo he enviado certificadas, no se ha perdido ninguna. Cuando se pierden generalmente no es porque se extravíen de forma casual, sino porque algún empleado la ha pasado por un escáner, ha visto que son monedas y se la ha metido al bolso. Esta gentezuela suele abundar especialmente en Navidades y en verano, que es cuando en Correos se contrata a temporales (lo cual no significa que no haya temporales honrados ni fijos que sisan). Por cierto, dicen que si se envuelve el contenido del sobre en papel de plata entonces el escáner no lo puede ver y no sabrán si son moneda o no.

Así pues, por triste que sea decirlo, asegurar cartas sirve sobre todo para evitar que los mangantes hagan de las suyas. Esto se debe a que una carta asegurada tiene un trato especial, y es que cada persona que la manipula firma que la está manipulando, de manera que en caso de pérdida se puede localizar al que la ha perdido. En este sentido, asegurar una carta lo que hace es quitar tentaciones al personal de Correos. Por eso, yo cuando envío monedas con bastante valor lo que hago es asegurarlas sólo por 50 euros, porque al tener la carta un trato especial no la mangarán. Eso sí, si da la casualidad de que el camión que la transporta vuelca y se pierde su contenido, entonces sólo recibiré 50 euros. Pero claro, esto no es lo más normal.

Otra cuestión es que las cartas aseguradas deben ir en un sobre con cerrado especial. Vamos, que no sirve una carta de papel normal y corriente. Se pueden usar unos sobres acolchados con cierre que venden en Correos por un euro más o menos. En el caso de ser un paquete, lo mejor para evitar problemas es atarlo con cuerdas y lacarlas. Esto es necesario para que no aparezca el paquete abierto y sin contenido y luego te digan «aquí está el paquete, pero el contenido se ha caído, haberlo cerrado bien».

Ya se han dedicado dos entradas en esta bitácora a las variantes de las monedas del Cenetario de plata: una para monedas de duro y otra para el resto de las monedas de plata. Hoy nos dedicamos a las monedas de oro, las cuales son menos pero más bellas si cabe. Seguramente la mayoría de las monedas de la lista están fuera del alcance de la inmensa mayoría de los lectores, pero nunca está de más conocer su existencia y su precio por si acaso tenemos la oportunidad de cazar un chollo.

Como otras veces, no se incluyen en la lista las monedas más normales que se pueden encontrar en cualquier catálogo.

10 PESETAS

1878 EMM/DEM (18-78)

20 PESETAS

1887 – MPM (18-87)
1889/8 – MPM (18-89)
1904 – SMV (19-04)

25 PESETAS

1871 – SDM (18-71) leyenda en el canto «Justicia y Libertad»
1871 – SDM (18-71) estrellas en el canto
1877 – DEM (18-76)
1878 – EMM (78-18)
1880/78 – MSM (18-80)
1880/78 – MSM (18-81)
1880/78 – MSM (18-80)
1880/1 – MSM (18-81/0)
1881 – MSM (18-81) sin barba
1881/0 – MSM (18-81)
1882/1 – MSM (18-81)
1882/1 – MSM (18-82)
1883/2 – MSM (18-83)
1884 – MSM/DEM (18-84)
1885 – MSM (18-85)
1885 – MSM (18-86). La de la foto, sacada de la subasta de Marti Hervera y           Soler y Llach del 8 de noviembre de 2009.

100 PESETAS

1870 – SDM (18-70)
1870 prueba de anverso en bronce
1870 prueba de reverso en bronce
1871 – SDM (18-71) oro rojo
1871 – SDM (18-71) oro amarillo
1897 – SGV (18-97) M del ensayador invertida B.W.
1897 – SGV (18-97) Pabellón de la oreja rayado

La verdad es que la entrada de hoy es para «coleccionistas avanzados», porque casi nadie puede tener una colección de semejante calibre. Ya sólo nos quedan las de cobre, que se presentarán próximamente.

La entrada de hoy simplemente pretende presentar los contenedores NGC, y no hacer un estudio detallado de los mismos porque llevaría muchísimo tiempo y espacio, ya que hay muchas referencias en la Web sobre ellos.

Estos contenedores son, básicamente, un cacho de plástico en el que una empresa envuelve nuestras monedas previo pago, indiando su identidad y la valoración de la misma. La empresa en cuestión es Numismatic Guaranty Corporation of America (NGC), una empresa especializada en la identificación y la valoración numismática con un recorrido más que loable. Lo que hacen, previo pago, es encapsular cada moneda, indicando su tipo y calidad. Un ejemplo se ve en la imagen, sacada de la propia web de NGC.

En este foro se cuentan hasta 19 variantes de contenedores NGC. A mí los que más me gustan son los que te dejan ver el canto de la pieza, como el de la imagen. A.C. Dwyer’s opina lo mismo que yo según indica aquí y aquí. Desgraciadamente, todos los que tengo ocultan el canto de la moneda, pero bueno, ¿qué se le va a hacer?

De todo lo que hay escrito sobre estos contenedores, creo que lo único fundamental de leer son las preguntas frecuentes de la propia NGC. Ahí se indican bastantes cuestiones, pero la más importante de todas es el lema «Compra la moneda, no compres el contenedor«. Con esto quieren decir que a la hora de comprar una moneda que esté dentro de un contenedor NGC no hay que fiarse de lo que ponga en el contenedor, sino que hay que mirar bien la moneda. Los motivos que se me ocurren son los siguientes:

– Hay veces que NGC tiene errores. De hecho, he visto varias veces en eBay monedas en venta con el contenedor de NGC indicando que es otra moneda (concretamente confundiendo 5 céntimos de 1953 con 10 céntimos de 1953).

– Aún estando la moneda en el contenedor puede haber sufrido algún proceso de oxidación del que NGC no se hace responsable.

– Puede haber una diferencia en los criterios de evaluar la moneda, tal y como la propia NGC advierte. En general, mi opinión es que NGC valora las monedas de forma muy alegre, y mi opinión suele considerar la moneda en peor estado del que pone en el contenedor. Un ejemplo claro se tuvo en la subasta de Marti Hervera y Soler y Llach del 5 de noviembre de 2009, donde se subastaba la moneda que se observa más abajo. Esta pieza fue catalogada por NGC omo AU55 (lo cual sería un EBC+) y sin embargo los tasadores de la subasta la consideraron como EBC-/EBC.

Finalmente, hay gente que no es feliz teniendo sus monedas en contenedores, seguramente porque prefieran meterlas en álbumes. Así que se han desarrollado métodos para abrirlos, tal y como se explica en los siguientes vídeos.

Hace unas semanas se dedicó en esta bitácora una entrada a las variantes de los duros de plata, no buscando el hacer una lista completa de todas las posibles variantes, sino mostrando aquéllas que conozco y dejando la puerta abierta a que puedan aparecer más. Esta entrada pretende completar el trabajo con respecto a las monedas de plata del Centenario de la Peseta. Así pues, aquí van las variantes de dos pesetas, peseta, cincuenta y veinte céntimos que conozco (ya sabéis que las monedas «normales» no las incluyo).

DOS PESETAS

1869 – SNM (18-68)
1869 – SNM (18-69/8)
1869 – SNM (18-18)
1870 – SNM (75-18)
1870 – DEM (70-18)
1870 – DEM (74-18)
1870 – DEM (75-18)
1870 – DEM (18-18)
1870 – M (18-74) Prueba en bronce
1870 – M (18-74) Prueba en plata, cospel de menor grosor
1881 – MSM (81-18)
1882/1 – MSM (18-81)
1882 – MSM (18-82/1)
1882/1 – MSM (18-82)
1892 – PGM (18-92/1)
1892/88 – PGM (18-92)
1904 – V (19-04) Prueba en cobre
1905 – V (19-04) Prueba en cobre
1905 – SMV (19-05) segunda estrella invertida

PESETA

1882/1 – MSM (18-81)
1882/1 – MSM (18-82/1)
1882/1 – MSM (18-82)
1884/3 – MSM (18-83)
1884/3 – MSM (18-84)
1889/8 – MPM (18-89)
1901 – SMV (01-19)
1904 – SMV (19-) Prueba en cobre. En la foto se muestra un ejemplar que se           subastará en Aureo el día 16 de diciembre
1904 – SMV (19-0-) Prueba en cobre
1904 – SMV (19-04) Prueba en cobre
1904 – SMV (19-04) Cero de la estrella partido
1905 – SMV (19-12) Prueba en bronce

CINCUENTA CÉNTIMOS

1870/69 (7-0)
1885/1 – MSM (8-6)
1885/1 – MSM (8-1)
1892 – PGM (2-2)
1892/89 – PGM (2-2)
1892 – PGM (8-2)
1892 – PGM/MPM (8-2)
1892/89 – PGM (6-2)
1892/89 – PGM (9-2)
1892/89 – PGM/MPM (9-2)
1892 – PGM/MPM (9-2)
1896 – PGV (9-6) oreja rayada
1900 – SMV (0-0) oreja rayada

VEINTE CÉNTIMOS

1869 – SNM (6-9)
1870 – SNM (7-0)

A éstas hay que añadir los errores numismáticos, lo cual es otro mundo aparte al que ya iremos dedicando tiempo y espacio, y las pruebas no adoptadas y medallas realizadas en la época. La lista es (económicamente) interminable. Por supuesto, si alguien conoce más variantes sería de agradecer que las incluya en los comentarios de esta entrada, al igual que si queréis contar cualquier otra cosa.

Ya sabemos todos lo difícil que es hacerse con una buena colección de monedas. Para ello se necesita tiempo y dinero, recursos que generalmente no son muy abundantes y no los podemos perder así como así. Es muy curioso que quien tiene tiempo para dedicarlo a sus aficiones (como por ejemplo hacerse una colección) no suele tener mucho dinero, mientras que los pocos que tienen mucho dinero no tienen tiempo para «invertirlo». Además, cada vez son menos rentables las inversiones a largo plazo, donde se encajan las inversiones en arte o en numismática.

Por eso, hoy en día las grandes colecciones numismáticas las están haciendo las fundaciones privadas, que desde mi punto de vista son básicamente entidades creadas por empresas con muchísimo dinero con la única finalidad de desviar unos cuantos millones que desgravan a hacienda y que, después de unos juegos malabares, se los quedan cuatro amigos y de paso lavan la imagen de la empresa. Esto es lo que los economistas llaman «relación win-win», porque todos ganan (¿?).

El caso es que, como el arte y la numismática tienen unos precios tan volátiles y tan poco definidos, que una fundación se haga una colección de monedas hace que se pueda mangonear dinero a manos llenas, que es de lo que se trata. Pero bueno, al ciudadano eso le tiene que dar más o menos igual siempre y cuando le permitan ver una colección, visitar un  museo o deleitarse con un concierto.

Concretamente, dos de las fundaciones más importantes de España tienen sendas colecciones que son más que dignas de admirar. Tal es el caso de la Fundación La Caixa y de la Fundación del Banco Santander.

La Fundación La Caixa cuenta en su colección con 6.175 monedas, 4.651 billetes y 167 medallas. Según se indica en su página web, la colección cubre prácticamente toda la historia monetaria española. Entre todas, destacan las series pertenecientes a la época ibérica, la época medieval, la Guerra dels Segadors y la Guerra Civil. Como en la Fundación La Caixa son muy buenas personas, se están dedicando a pasear la colección por toda la geografía española, habiéndola expuesto ya en varias ciudades y estando ahora en la Biblioteca Enric Miralles, Palafolls (Barcelona). La entrada es gratuita, así que si alguien vive cerca le recomendaría que se acercase y luego nos cuente qué tal.

La Fundación del Banco Santander es más simpática todavía, ya que además de tenerla expuesta en un local de la calle Serrano de Madrid, ha puesto toda la colección en esta web, de forma que todos los aficionados que no nos podamos acercar a Madrid podremos admirar igualmente las piezas. De todas formas, siempre es más emocionante ver las monedas en vivo (como bien explicó Walter Benjamin, a quien algún día le dedicaremos una entrada), así que la próxima vez que me acerque a Madrid intentaré ir a la exposición.

De las piezas que he visto en la web las que más me gustan son las que ilustran esta entrada, ya sabéis mi preferencia por las monedas medievales castellanas y por las alegóricas de las Repúblicas Españolas. La primera se trata de un castellano atribuido a Enrique IV por Vidals Cuadras y a Enrique II por Heiss. Yo no es que entienda de la materia, pero a mí me recuerda más a las monedas de Enrique II. La segunda se trata de la rarísima moneda de 20 céntimos de 1869, la cual se ve en subasta muy pocas veces y cuando lo hace suele ser muy cotizada.

En fin, aquí tenéis la web del museo y así cada cual puede elegir sus favoritas (y si queréis dejar un comentario al respecto).

Enrique ha tenido muchas experiencias con gente que, sin ser coleccionista, tiene unas cuantas monedas y desea venderlas. No suele ser sencillo hacer negocios con esa gente porque lo normal es que sean muy desconfiados y piensen que intentas engañarles. España siempre ha sido un país de pícaros y eso forja un carácter.

Lo más normal, todo hay que decirlo, es que las monedas que te ofrezcan no valgan para nada. Suelen ser chatarrilla de Franco toda circulada o algo de plata que no valga más que su peso. Ya dijimos que cuando nos encontramos unas monedas, lo normal es que no valgan casi nada. No obstante, siempre merece la pena echarlas un vistazo porque hay veces que hay sorpresas.

En el caso de que haya suerte y alguna pieza merezca la pena, lo primero que hay que tener claro es que el propietario de la moneda tiene algo que nosotros queremos (la moneda); pero nosotros tenemos algo que él quiere (saber qué moneda merece la pena y cuánto vale). Esto lo aprendió Enrique cuando regaló su conocimiento a una señora que, supuestamente, estaba interesada en venderle unas monedas.

Una vez que Enrique fue a casa de la señora, ésta le mostró un montón de monedas, amontonadas en álbumes, bolsas y cajones. Eran monedas que su madre había dejado y no sabían muy bien qué valor tenían. Allí había muy poca cosa que mereciese la pena, de hecho, sólo había una moneda interesante, pero esa era muy interesante: se trataba de un céntimo de 1906 SMV que estaba prácticamente sin circular. Enrique, con toda su buena voluntad, le explicó a la señora que no tenía gran cosa, que las únicas monedas que podrían valer algo eran las de plata, simplemente por peso, y que aquel céntimo era bastante valioso, ofreciéndole una buena suma de dinero por él.

En ese momento la señora le suelta: «No, si no estoy interesada en vender ninguna moneda».

Enrique se quedó con un palmo de narices: había actuado con buena voluntad con una señora que no conocía de nada, ofreciéndole asesoramiento y un dinero justo por las monedas que tenía, y en cuanto la señora supo lo que quería saber le mandó a paseo. Ella había conseguido a un plingado que le tasó gratuitamente las monedas y santas pascuas, no quería saber nada más de él.

Cuando se le pasó el enfado a Enrique recapacitó y se dio cuenta de su error: nunca hay que dar el valor de una pieza concreta.

Unos meses más tarde una pareja joven se puso en contacto con Enrique y le dijeron que tenían unas monedas de su padre. Enrique fue a su casa y las vio. La situación era semejante: la mayoría de las monedas no servían para nada, pero había una muy interesante (la variante UNA – LIBRE – GRANDE, de la que ya hablaremos). Parecía que los chicos tenían buena voluntad, pero Enrique se cubrió las espaldas y les ofreció un dinero por todas las monedas que tenían en casa, sin indicarles cuáles le interesaban. Ellos le preguntaron si todas merecían la pena o si había alguna que costase mucho más que el resto, a lo que Enrique contestó que pocas de ellas merecían la pena. Entonces le pidieron que preferían venderle sólo las monedas más caras, quedándose el resto como recuerdo de su padre. Enrique accedió, pero en vez de elegir sólo la moneda que le interesaba, para no darles pistas seleccionó 8 monedas y les ofreció un poco menos de lo que hubiera pagado por todo el lote. Los chicos aceptaron y todos quedaron contentos.

Una de las piezas más cotizadas de las acuñadas en el periodo franquista es la peseta de 1946 con estrellas 19-48. Esta moneda tiene el sobrenombre de «Peseta de Benlliure» o «Peseta con busto de Benlliure», por haber sido diseñada por el escultor valenciano Mariano Benlliure y Gil, el tipo que se ve en la foto de abajo.

Según Vives de la Cortada, sólo se tiene constancia de 149 ejemplares de esta moneda (y sólo uno en calidad sin circular), los cuales son poquísimos si los comparamos con las decenas de miles de coleccionistas de la numismática franquista. Evidentemente, no es una pieza barata.

Lo bueno de esta pieza es que el busto es diferente al de las pesetas de 1947, lo cual hace que sea muy difícil falsificarlas. Lo que suelen hacer la gente que las falsifica es coger una moneda de 1947 (19-48), vaciar la el «7» de la fecha de y poner en su lugar un «6». Después envejecen la fecha para darle una tonalidad más oscura y que no cante tanto con respecto al resto de la moneda. Pero si sólo hacen eso se les escapa un detalle mucho más difícil de falsificar, y es que el cogote de Franco está más hundido en la peseta de 1946 que en la de 1947. Se puede ver fácilmente la diferencia en la moneda de arriba (la buena) y la de abajo (la falsa). No obstante, debido a su precio yo no recomendaría a nadie comprar la moneda si no se tiene la certeza asegurada de su autenticidad.

En cuanto a su cotización, para una moneda en MBC, en el catálogo de los Hermanos Guerra de 2005 la estiman en 4200 euros, en el de Cayón de ese mismo año en 1800 euros. En la Subasta de Aureo y Calicó del 2 de abril de 2008 se vendió en 4200 euros, aunque había sido estimada en 3500 euros por la misma casa de subastas.

Actualizo el 19 de noviembre de 2009 para decir que Mariano Benlliure y Gil tuvo el honor de aparecer en los billetes de 500 pesetas de 1951. Como veis no soy aficionado  a la notafilia, pero creo que este apunte era necesario.

Imagen tomada de numisbur

Hoy como es día libre en Castilla y León he sacado un poco de tiempo para hacer unas modificaciones en el blog. Aunque no son muchas, sólo en la parte izquierda.

Básicamente, he añadido un par de imágenes en la barra del lateral que llevan a las monedas que yo tengo para vender o cambiar. Si pulsáis en la siguiente imagen iréis a la lista de lotes que tengo en venta en eBay. Ahí no es que siempre tenga monedas en venta, pero casi todas las semanas suelo poner algo.

La otra imagen, que es como la que se ve más abajo, son otras monedas que tengo para vender o cambiar. Hay cositas baratas y también hay monedas de calidad que no voy a poner en eBay (ya explicaré por qué en mi opinión eBay no es bueno para monedas caras). Si a alguien le puede interesar alguna para comprar o cambiar que me avise y le mando fotos; también se puede quedar personalmente y mirar las monedas si hace falta. La lista de monedas está escrita en una hoja de cálculo en GoogleDocs. Nunca hasta ahora he trabajado con esta aplicación, pero parece ser que se ajusta a mis necesidades a pesar de los errores de seguridad que indican aquí y aquí. Confío en que para una aplicación tan sencilla nadie intentará buscarme las cosquillas.

Iré actualizando la lista de monedas y, por supuesto, si alguien tiene algo que le interese vender que me mande un correo y veremos si me interesa comprarlo. Si lo considero una buena oferta pero yo no tengo dinero para adquirirla, no me importará ponerla en el blog para que se beneficien otros lectores.

En cuanto a las direcciones de blogs que hay, he quitado el de Coin Collecting (and other Numismatic Interests) por A.C. Dwyer, ya que lleva varios meses sin actualizar. Es una pena, porque ese blog está realmente bien y es de los pocos blogs en inglés que me he leído. Lo mismo puedo decir de blogpolis, un blog con muy buen contenido pero que lleva mucho tiempo sin actualizar. En cualquier caso, recomiendo que os paséis por ambos blogs y los echéis un vistazo; yo por mi parte, si vuelven al mundo de los blogs vivos, los volveré a poner en la parte de la izquierda.

Finalmente, pensaba añadir un apartado con foros y páginas relativas a la numismática, pero creo que con los blogs vale. Las páginas interesantes ya irán apareciendo en las entradas que escriba.

Para hoy he escrito una entrada muy rápida porque parece ser que ya se han anunciado las carteras que va a sacar la FNMT en el año 2010. En su página web no indica nada, pero según escribe Rubén Pulido en su blog (aquí, aquí y aquí) los profesionales ya han recibido el programa de emisiones de la FNMT para 2010.

Según Pulido, se van a emitir las siguientes carteras:

Set de Córdoba, formado por las 8 monedas circulantes de España 2010 y una moneda de dos euros conmemorativa dedicada a la Mezquita de Córdoba. 25.000 ejemplares.

Cartera de la Comunidad de Castilla y León, formado por las 8 monedas circulantes de España 2010, una moneda de dos euros conmemorativa dedicada a la Mezquita de Córdoba y una medalla de plata de la comunidad de Castilla y León. 20.000 ejemplares.

Cartera de la Comunidad de Castilla la Mancha, formado por las 8 monedas circulantes de España 2010, una moneda de dos euros conmemorativa dedicada a la Mezquita de Córdoba y una medalla de plata de la comunidad de Castilla la Mancha. 20.000 ejemplares.

Set proof, formado por las 8 monedas circulantes de España 2010 y una moneda de dos euros conmemorativa dedicada a la Mezquita de Córdoba. 5.000 ejemplares.

Además, supongo que ya sabréis que las monedas de euros van a cambiar a partir de 2010. Los cambios son que la fecha de emisión se situará en el núcleo de la moneda, junto con la marca de ceca y el nombre del país emisor. Las doce estrellas en el anillo exterior ahora se representarán como en la bandera europea, sin secciones. Pulido lo detalla aquí y aquí, mientras que esta otra entrada se dedica a la moneda conmemorativa de 2010.

Ya sabéis mi opinión sobre estos temas de carteras y monedas conmemorativas, aunque no está de más hacerles el juego un poco y comprar algunas. Por cierto, a la hora de comprarlas, en la FNMT te cobran el precio oficial, que este año era de 30 euros para las de las comunidades autónomas, mientras que en numismáticas se pueden encontrar un poquito más baratas, pero no mucho. El motio por el que las numismáticas lo pueden vender más barato que la fábrica es porque a los mayoristas la FNMT les da las carteras mucho más baratas y éstos se dedican a distribuirlas por las tiendas para que lleguen a los coleccionistas. El margen con el que juegue cada uno es lo que dará el precio final. Pero no penséis que podéis ir a la FNMT para comprar un lote más barato y después hacer negocio, puesto que el pedido mínimo debe ser de 240.000 euros; ahí es nada.

Un último apunte es que se suelen emitir carteras para que todo el que las quiera las pueda tener, pero de forma que no sobren muchas para que no bajen de precio, como pasó en 2003. Por eso, mirando las tiradas, se puede estimar que el número de coleccionistas de monedas en España es de unos 25.000.

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