Las historias que se cuentan por este blog tienen siempre como protagonista a Enrique, un supuesto aficionado a la numismática. Realmente a Enrique no le ocurrió todo eso, principalmente porque el tal Enrique no existe, es simplemente un personaje creado para la ocasión.

Un viejo refrán castellano indica que se dice el pecado pero no el pecador, y ese es el motivo principal por el que he creado el personaje de Enrique: todo lo que a él le pasa me ha acontecido a mí o a conocidos míos, pero para preservar el anonimato de los hechos siempre los escondo tras Enrique. Eso sí, todas las historias son reales.

Dicho sea de paso, el nombre del personaje viene por Enrique IV el impotente, rey castellano padre de Juana la Beltraneja. Si bien la política llevada a cabo por Enrique IV no fue ninguna maravilla, nos ha dejado un legado numismático más que digno de admirar, de un estilo gótico que a mí me encanta.

Para muestra la siguiente moneda de Enrique en la silla acuñada en Segovia: