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Esta entrada se podría haber llamado «La avaricia rompe el saco II» (aquí la I), «Pasarse de listos III» (aquí el I y el II) o «Hay quienes quieren ser numismáticos profesionales II» (aquí la I). Pero como es un poco de todo la he titulado «denarios como canarios», que además rima.

Resulta, que hace poco apareció un tipo por el foro de Imperio Numismático que tenía cierto dinero aburrido y quería invertir en monedas (empezamos mal). Lo primero que nos contó fue que había comprado un lote de antonianos falsos, y que estaba pensando en monedas de oro falsas como inversión en oro. Pero eso fue hasta que descubrió el subforo de subastas numismáticas y se le abrieron los ojos: se montó un plan y empezó a pujar como un loco. Os dejo citas suyas para que descubráis su modelo de negocio.

Su objetivo:

si ganase todos los lotes, estimo que las ganancias de esos 13000 euros serian un minimo de 30000, al final me veo dedicandome a esto

Su plan:

No creo que me lleve apenas nada de por lo que estoy punjando pk estoy tirandome a chollos y con unas pujas similares a las de salida, ademas ya he puesto en marcha un plan B, anoche sali con un amigo por ai, le gusta tambien este mundillo y le comente todo esto del foro y de las subastas, total que estaria interesado en ir a medias conmigo en estos lotecillos.

Si ganase esas pujas la mayoria me saldrian por menos de 15 euros y mi intencion no seria venderlos por 50, la mayoria las venderia entre 30 y 40, luego habria algunas que venderia bastante mas caras podrian ir desde los 40 asta los 200 por unidad, pero dejadme obrar y vereis como no digo ningun disparate, en el peor de los casos volveria a venderlas por esos 15 que me han costado a mi y no perderia dinero

si las compro a 15 claro que soy capaz de sacarles minimo el triple de lo que me han costado, no se trataria de engañar a nadie, esas monedas si tendrian el valor por el que me las comprarian a mi e incluso mas, pero no es lo mismo comprar en lote que comprar de una en una, todo negocio se basa en el comprar mucha cantidad para que salga mas varato y poder vender luego con mejores beneficios.

como estoy en paro y no tengo cosa mejor que hacer tampoco se me daria mucho y seria una distraccion, ademas podria quedarme con las que mas me gustasen para mi coleccion.

Experiencia con la que cuenta:

Perdonad mi ignorancia nunca habia pujado en un sitio de estos, no sabia nisiquiera que se hacian estas subastas, he visto varias monedas romanas que me interesarian, pero supongo que luego subiran bastante el precio cuando empiecen las pujas, como se compra en este sitio he querido pujar pero parece que hay que registrarse antes.

la cosa es que parece que esto no es como ebay y no sabes si alguien ha metido una puja mas alta no, esque entonces no sabes si meter mas o no….. aqui parece que funciona de otra manera y tienes que meter directamente lo que tu pagarias por la moneda como mucho no…

Aunque no entienda mucho solo por estar como he estado tanto tiempo mirando precios por aqui y por alli, pues mas o menos se valorar cuando algo es varato.

alomejor se ha creado una burbuja engañosa en ebay con estas monedas y realmente estamos engañados los que nos basamos en ese mercado, yo por ejemplo llevo tiempo mirando en cuanto acaban las subastas de ebay y no pillas un denario por menos de 30 euros…

Por poner un ejemplo hice lo mismo con los canarios que son otra aficion que tengo, compraba lotes a 10 euros, me quedaba con los que me gustaban y los demas los vendia a 15, al final todos se vendian, unos tardaban mas que otros pero todos se vendian y el resultado era que los mios me salian gratis, aunque claro el coñazo de tener 40 bichos mientras se vendian eso no me lo quitaba nadie, pero los mas guapos eran para mi y gratis.

Cómo proporciona un valor añadido a sus cliente:

Aunque no tenga fama como vendedor puedo dar con cada moneda certificados que crearian esa confianza, al comprar en subastas te daran facturas que puedan utilizarse como certificados de procedencia que den confianza al comprador.

Cantidad invertida y capital disponible:

Entre unas subastas y otras por 13000 euros estoy pujando yo mas o menos en total…….
tampoco me hago muchas ilusiones, creo que no me voy a llevar casi nada, para que os hagais una idea tengo en el banco 1400 euros, para el que no se lo crea le mando escaneo de mi libreta

No os vayáis a pensar que desde que nos preguntaba si lo de las subastas numismáticas era igual que eBay hasta que nos contó lo que había pujado pasó mucho tiempo. De hecho, todo esto ocurrió en menos de una semana. Vamos, que una semana ha sido suficiente para que este hombre se entere de la existencia de subastas numismáticas y puje en ellas 13.000 euros, 10 veces más del dinero que tiene en la cuenta. El resto de foreros se llevaban las manos a la cabeza por cada mensaje que escribía y le explicaban que se estaba equivocando muchísimo y que así podría perder muchísimo dinero. Pero el colega hacía caso omiso a los consejos y sigue erre que erre con su plan: comprar a 15 para vender a 40, igual que hacía con los canarios.

Hay gente en el foro que le desea tener suerte y que no se lleve absolutamente nada, porque va listo si se cree que un particular novato puede vender al mismo precio que venden las subastas, que son de todo menos baratas. Yo en cambio creo que el problema no radica en haber pujado mucho, porque lo más normal es que se lleve muy pocas monedas, o incluso puede que ninguna. En mi opinión, su problema radica en que se cree que hay alguna posibilidad de comprar a 15 y vender entre 30 y 40 las baratas y entre 50 y 200 las caras. ¡Claro! Y por eso los cientos de miles de aficionados a la numismática somos todos gilipollas y seguimos levantándonos a las 7:00 todos los días para ir a trabajar cuando podríamos dedicarnos a vender denarios por 4 veces más de lo que los hemos comprado y multiplicar por 3 nuestro capital en unos pocos meses. ¡Qué mejor manera de acabar con la crisis en España que poniéndole a este hombre de ministro!

Yo lo que le deseo es que se lleve unos cuantos lotes. No demasiados, pero sí algunos. Que le salgan en total por 2.000 euros o así. Una vez que los tenga se dará cuenta de que no es capaz de venderlos más que por la mitad de lo que ha pagado por ellos. De esa manera perderá un dinero que le escocerá y le hará reflexionar. Quien no atiende a razones por las buenas lo acaba haciendo de forma dolorosa, siempre pasa igual. Pero, si tiene la desgracia de no llevarse nada, o peor aún que le salga su plan a pequeña escala, entonces es carne de cañón. No tardará en presentarse algún supuesto amigo para hacerle el timo de los denarios búlgaros*.

Básicamente esto es como si me siento yo un día a jugar al poker con profesionales, me enseñan las reglas y como son reglas sencillas y las entiendo rápido pongo encima de la mesa 1.000 euros para empezar a jugar. Los otros jugadores se estarán rifando a ver quién me despluma, y lo normal es que los 1.000 euros me duren en la mano un cuarto de hora. Pero si por casualidad gano la timba y salgo de allí con 6.000 euros y una golfa de cada brazo, a la siguiente me pensaré que eso es un chollazo y volveré con 50.000 euros, así que la pérdida será mayor.

Por cierto, cuando le dije que nos mantuviera informados de sus resultados y que con gusto escribiría una entrada al respecto me dijo lo siguiente:

…. alomejor la entrada la haces poniendo como un novatillo se hizo su coleccion gratis, compraba lotes de 30, se quedaba con las 5 que le gustaban y vendia las otras 25 por el triple de lo que se habia gastado jajajaja, nunca se sabe hombre.

Las tres preciosidades de monedas que ilustran la entrada son un dragma de oro de Siracusa de época púnica, un aureo de Julio César y otro aureo de Adriano. Las tres son de la próxima subasta de Lanz.

*»El timo de los denarios búlgaros» será el título de la próxima entrada.

Hace muy poco que dediqué una entrada a la Colección Crusafont, donde unos cuantos compañeros llevaron a cabo un interesante debate sobre la historia medieval catalana y aragonesa, y ya tengo que dedicar otra entrada a otra subasta temática de Aureo y Calicó: la colección José Leunda.

Se trata de una colección de 650 duros españoles, acuñados tanto en cecas peninsulares como americanas y europeas (Países Bajos e Italia). También se incluyen algunos resellos ingleses sobre piezas españolas que resultan, cuanto menos, curiosos. Si tuviese que decir alguna época que esté especialmente bien representada sería el comienzo del siglo XIX. Se cuenta con una muy buena colección de duros de Fernando VII, sobre todo de la Guerra de la Independencia Española (si bien le falta el de 1810 IA) y de la Guerra de la Independencia de México. De esta última tiene ejemplares de todas las cecas, y algunas de ellas son muy raras, como la de Tlalpujahua.

Estoy seguro de que la subasta tendrá un enorme éxito porque a muchísima gente le gusta coleccionar duros de plata, y en este sentido son piezas muy comerciales. Cualquier comerciante y muchos coleccionistas (entre los que me incluyo) estará dispuesto a comprar prácticamente cualquiera de las monedas que se subastan. De hecho, creo que esta es justamente una de las ventajas de coleccionar duros: al ser piezas buscadas no será difícil vender la colección a buen precio en caso de necesidad o de que los herederos no se interesen.

No obstante, tengo que decir que de las colecciones temáticas que ha subastado Aureo y Calicó últimamente, ésta es la que menos me ha sorprendido. Aunque la calidad de las monedas es buena en general, apenas hay piezas de extrema rareza, que al final son las que hacen que se recuerde una subasta. Que no se me malinterprete: ya quisiéramos muchísimos coleccionistas tener en nuestra colección la cuarta parte de calidad que hay en la de José Leunda, pero no hay apenas monedas de las que se ven en subastas una vez cada 20 años, como había en la Colección Crusafont, Llorenç Balsach, Hispania, Caballero de las Yndias o Anastasia Quiroga. También aparecieron más rarezas en la Colección Extremadura, subastada el 29 de octubre de 2002 por Aureo y Calicó, y que creo que ha sido la última subasta monográfica de duros españoles hasta la fecha.

Queda por comentar algo que se preguntaba por aquí: José Leunda no es nadie famoso, simplemente es un particular que no ha querido preservar su anonimato y prefiere que la colección a subastar lleve su nombre. Esto no es algo muy común en España, donde se suele preferir poner un nombre histórico, pero en otros países como EEUU es algo muy normal. Una forma, como otra cualquiera, de pasar a la posteridad numismática en España. Yo como no tengo tanto dinero sólo puedo pasar a la posteridad con este blog 🙂

Antes de finalizar hay que decir que en Panorama Numismático también han comentado la colección. Como siempre hago, he subido todas las fotos para que os las podáis bajar de un tirón pinchando aquí. Las imágenes que ilustran esta entrada son dos de los duros a subasta. La primera son 8 reales de Lima del que sólo se conoce otro ejemplar, la segunda es un ducatón de Amberes de 1703 (la estética de los ducatones me parece preciosa, habrá que dedicar una entrada a ellos un día de estos).

Aureo nos ha vuelto a sorprender por el mes de octubre con una excelente subasta, esta vez dedicada a la moneda catalana. Se subastará el próximo día 27 y animo encarecidamente a todos los lectores a que echen un vistazo al catálogo.  No sólo es interesante la subasta por su enorme cobertura a la moneda catalana, sino porque quien forjó dicha colección es ni más ni menos que Miquel Crusafont i Sabater, que me atrevería a decir que es la mayor autoridad en cuanto a moneda catalana. De hecho, Crusafont ha dedicado buena parte de su vida a la investigación de la numismática catalana, publicando infinidad de artículos y los principales catálogos que manejamos todos los que nos acercamos a este tipo de piezas (quizá el más conocido sea el titulado «De las Acuñaciones de la Corona Aragonesa y de los reinos de Aragón y Navarra: Medievo y tránsito de la edad moderna. Madrid Vico-Segarra, 1992. Siglos XI al XV», editado por Vico y Segarra).

La colección que se subasta repasa, con casi 2000 lotes, todas las etapas numismáticas de Cataluña. En su mayoría son piezas de módulo humilde, pero muchas de extrema rareza. Se incluyen monedas locales, pellofas, piezas de la Guerra de los Segadores o de la Guerra Civil, medallas, ponderales… evidentemente, tampoco faltan monedas de plata de gran módulo o florines de oro. Incluso hay mancús, como el de la foto, que quizá sean mis monedas catalanas predilectas. Desde luego que todo aquel interesado en la numismática catalana disfrutará muchísimo sólo con ver el catálogo. Y si alguien es amante de las rarezas o quiere completar su colección, que aproveche, porque tantas piezas raras (o únicas) no se ven todos los días.

Por cierto, que ha habido más gente que han publicado artículos con respecto a esta subastas: 1, 2 y 3. Si queréis bajaros todas las fotos de la subasta sólo tenéis que pasaros por aquí.

Me imagino que muchos de los lectores ya estén pensando en que no tienen mucho dinero para hacerse con una de las rarezas que va a subastar Aureo, pero que estaría bien hacerse con una pieza baratita y así tener un recuerdo de la subasta. Digamos que queréis un poquito del aura de la subasta. Bueno, pues evidentemente esto no se os ha ocurrido a vosotros solos, sino que mucha gente lo hace, y es justamente por eso por lo que los lotes baratos en las subastas importantes suelen salir caros.

Por otra parte, Aureo tiene el detalle de que cuando celebra una subasta monográfica, incluye los lotes en unos plasticos especiales herméticamente cerrados. Algo semejante al de la imagen, que me enviaron con uno de los lotes con los que me hice en la subasta Anastasia de Quiroga. De todas formas, hay que recordar que estos sobres no están pensados para almacenar monedas (me lo dijo Maria Teresa Sisó cuando se lo pregunté por correo electrónico), así que para que no se estropeen lo mejor es sacarlas de ahí y meterlas en un monetario que se encuentre en un lugar seco.

Hace un par de entradas hacía un comentario en el que enmarcaba desde el punto de vista histórico a los 8 escudos de 1751 de la ceca de Santiago. Ahora hablaremos de esa misma moneda pero desde un punto de vista muy diferente: haciendo un análisis de mercado para la pieza.

Lo primero, y más importante, a tener en cuenta es que en el año 2001 se rescató del fondo del mar un montón de piezas de 8 escudos de 1751 ceca de Santiago, de forma que lo que hasta entonces era una moneda rara pasó a ser un onza bastante corriente que aparece en muchas subastas. En resumidas cuentas, en el año 1751 se acuñaron muchísimas monedas de 8 escudos en Chile, llevándose la mayor parte a Argentina y de allí a Uruguay, de donde embarcarían en 1752 para la península en el barco «Nuestra señora de la Luz». Pero al poco tiempo de salir de puerto en el Río de la Plata, el temporal hizo que la embarcación naufragara dejando que reposase en el fondo del mar un tesoro que hay quien estima en 50.000 monedas de oro.

No sé si esas estimaciones son correctas o no, pero el caso es que se rescataron unas 3.000 monedas que fueron subastadas en Sotheby’s. De esas 3.000 piezas la inmensa mayoría eran peluconas de Santiago, y de las que más había era de 1751, así que os podéis imaginar que el precio de estas piezas cayó en picado a principios del siglo XXI (dicen los viejos del lugar que antes pagaban por ellas unos 4.000 euros).

Dicho esto vamos a ver los remates de subastas públicas para estas piezas. La siguiente tabla resume  los datos que he obtenido de mcsearch. No he tenido en cuenta subastas desiertas.

A primera vista se pueden ver tres cosas en esta tabla:

Aparecen muchas monedas de estas en subastas nacionales e internacionales.
La calidad en la que suelen aparecer es muy alta. La mayoría de ellas en EBC+ o superior. Ya dijimos que esto es debido a que la mayoría de estas piezas fueron rescatadas de un pecio y nunca llegaron a circular.
– Hay gente que está loca y de repente se remata por 6000 euros una pieza que a simple vista se ve que vale la mitad. Eso pasa a menudo y por ello yo me llevo muchas veces las manos a la cabeza con los remates de las subastas. Hay veces que es incluso más cantoso y la diferencia porcentual es mucho más grande.

Lo que voy a hacer ahora es utilizar el método de medias móviles con una ventana de un año para calcular el valor de la moneda en cada momento. Para ello calculo para cada momento el valor numismático de esa moneda como la media de los valores numismáticos de los remates en el último año. Con ello obtengo la siguiente gráfica:

Desde luego es una curva con una forma extraña, pero se puede observar que la mayoría de los remates se han movido entre los 1800 y los 3500 euros. También es interesante ver que el precio se ha mantenido en estos niveles a pesar de que el oro ha subido espectacularmente desde el 2007 hasta el 2011 (lo podéis ver en la tabla de arriba).

Pero esta gráfica en sí no nos dice mucho porque estamos agregando datos sin más, y eso no se puede hacer con tanta alegría. Así que lo siguiente que voy a hacer es agregar los datos con mucho más cuidado, teniendo en cuenta tanto la cotización del oro en cada momento como la conservación de la moneda. Así podremos ver también cómo varía el precio dependiendo de su conservación.

Para independizar el valor de la moneda del precio del oro lo que haré será restar a cada remate el precio de la cotización de su oro en ese momento. Así calculo su valor numismático (entiendo que el valor de una moneda es la suma entre el precio de su oro y su valor numismático). Una vez que tenga los valores numismáticos hago la misma operación de medias móviles para cada una de las conservaciones y saco una serie de gráficas que aquí no voy a publicar porque tampoco tiene mucho sentido. Si alguien las quiere que me las pida. El siguiente paso es acumular las medias móviles a un año y obtenemos las líneas de tendencia para que sea más fácil visualizarlo. Además, elimino el remate de 6000 euros por ser excesivamente anómalo.

Y obtengo lo siguiente:

Tiene toda la lógica del mundo. Se puede ver que para todas las conservaciones el valor numismático de la moneda cada vez vale menos, lo que tiene lógica porque tardarán en colocarse todas las peluconas que se salieron del pecio. Además, se paga prácticamente lo mismo por una pieza en SC- que en EBC+, poco menos por las EBC y poco más por las SC. Normal también porque hay muchísimas monedas en calidades muy altas.

Por último, vamos a resumir en unas cifras el valor numismático de esta moneda. Para ello calculamos la desviación típica de las medias móviles con la línea de tendencia y se tiene, que con una probabilidad del 95,5% los valores numismáticos para las diferentes calidades se encuentran en los siguientes márgenes (para obtener el precio habría que sumarles la cotización de su oro en cada momento).

Espero que os haya gustado el método de analizar el precio de una moneda (espero críticas por vuestra parte). En otra entrada sacaré algunas reflexiones a este respecto. También tengo que agradecer a mi amigo P. de la Viuda, con quien tuve la suerte de compartir la carrera y que es quien ha montado todo este asunto matemático por gusto y placer. ¿Quién sabe si volvemos a colaborar en montar algo serio?

Lo dicho, que espero opiniones.

Cuenta una leyenda que dicen verdadera:

No ha mucho que en esta nuestra España sucediera
que a un reputado comerciante se le apareciera
un hombre humilde con la cartera llena.

«¿Qué me trae usted en esa cartera?»

«Tan buena mercancía que hará tiempo que sus ojos no vieran
tal cantidad de libros antiguos como los que aquí os esperan.
Los he heredado yo de mi bisabuela
que era una mujer rica, con tierras, noble y marquesa».

«Suerte tiene usted de heredar de esta manera,
que habiendo pasado por padres y abuelos todavía en la colección quedan
decenas de libros antiguos y que algunos incunables sean.
No se preocupe usted, caballero, que por mal que le venga
ya no pasará necesidades de aquí hasta que se muera.
Puesto que, una vez diga, y por escrito me lo ofrezca,
que esos libros en realidad vienen de su bisabuela
los publico en mi subasta, quizá la mejor de España entera».

«¡Vive Dios que mi historia es verdadera!
y así por escrito usted lo tenga
que jamás de mi boca mentira saliera
puesto que he tomado votos de obediencia, castidad y pobreza».

Así que el clérigo por escrito le entrega
la legal procedencia de la mercancía que lleva.
Mas el mercader tomó a la policía de consejera
para saber si se había robado alguna biblioteca
obteniendo una negativa respuesta.
Finalmente permitió que en pública subasta se ofrecieran
los libros de la supuesta bisabuela
de aquél cura, fraile o lo que fuera.

Todo parecía genial, miel sobre hojuelas
se llevó el comerciante su parte y el cura muchos millones de pesetas.

Pasan los años y de aquello nadie se acuerda
hasta que un nuevo obispo aparece en escena
y solicita un inventario de la Diócesis completa.
¡Madre del cielo! ¡Menuda faena!
¡Que a la Santa Madre Iglesia le han robado en su biblioteca!

Para entonces el culpable ya estaba palmera
y del dinero ni rastro, nunca lo metió en una cuenta
así que nunca sabremos si se lo gastó en putas o con la tabacalera.

El resto de la historia se lo imagina cualquiera:
Tras la pertinente denuncia, la justicia considera
que los libros regresen a su ubicación primera
y que los coleccionistas afectados indemnizados sean
por el dueño de la subasta, aunque delito no cometiera.

Y así acaba esta historia a la que dicen verdadera.

Tenía pensado escribir una entrada sobre la colección Anastasia de Quiroga esta noche porque mi subconsciente me decía que la subasta era mañana. Pero, despistado de mí, resulta que la subasta era esta mañana, así que ya están todos los lotes rematados. No pasa nada, comentaré la subasta a toro pasado y así también puedo opinar sobre los remates.

Lo primero que hay que decir es que la colección Anastasia Quiroga consiste en una subasta realizada por Aureo y Calicó de una exquisita colección  de la numismática de Isabel II. No es ninguna sorpresa que una subasta de semejante magnitud la organice Aureo, que es donde han aparecido las mejores subastas efectuadas en España durante los últimos años. Por otra parte, tampoco es sorprendente que haya grandes coleccionistas de la numismática de Isabel II, que yo diría que es el periodo más coleccionado en España después de El Centenario de la Peseta porque tiene mucho encanto, como explica Aureo en su prólogo. De hecho, en los últimos años Aureo ha organizado, que yo sepa, tres subastas dedicadas a esta misma temática: la colección Béquer (27 de abril de 2000), la colección O’Donell (19 de noviembre de 2003) y esta colección Anastasia de Quiroga (28 de abril de 2011).

La mejor descripción posible de la colección la realiza la propia empresa Aureo en el último párrafo de la introducción a la colección. Aquí lo tenéis:

La colección Anastasia de Quiroga es probablemente la que mejor representa las acuñaciones de este periodo. Prácticamente completa, ofrece la posibilidad de adquirir algunas de las piezas que faltan en todos los monetarios; pero sobre todo destaca la calidad de sus monedas, magnífica casi sin excepciones, que página tras página convierte este catálogo en una exposición de joyas destinada a servir de deleite al coleccionista.

No se puede decir más en tan poco espacio. Yo intentaré desglosar un poquito sus palabras:

– Por una parte, estoy plenamente de acuerdo en que esta colección es la que mejor representa el periodo de Isabel II. Al menos a mí no me consta ninguna otra colección publicada en la que se llegue a la calidad de la que se ha subastado esta mañana. Las otras dos subastas realizadas por Aureo y dedicadas a Isabel II son magníficas sin ninguna duda, pero muchas piezas no alcanzan la calidad de las que tiene ésta.

– Por otro lado, Aureo indica que la colección es «practicamente completa«. Yo creo que hay que hilar muy fino para sacar piezas que no aparezcan en esta colección. Puestos a ser exigentes, hecho de menos algunas variantes de monedas de oro, como las variantes de busto de los 80 reales de Barcelona o las sobrefechas de los 40 reales de Madrid 1862/1 y 1867/6. Nada grave, como se ve. Donde sí que podrían haber aparecido más piezas es en resellos, contramarcas, pruebas, medallas y falsas de época, de las cuales hay muy pocas en comparación con las que aparecieron en la colección O’Donell.

– Con todo, es evidente que ha supuesto una magnífica oportunidad para hacerse con piezas de gran calidad de Isabel II. Los coleccionistas menos pudientes hemos podido intentar hacernos con monedas de muy alta calidad y con un estupendo pedrigree (o aura, como se quiera decir).  Por otra parte, los coleccionistas más avanzados y más pudientes han tenido una oportunidad de oro para adquirir monedas que tardarán años en aparecer, como por ejemplo la serie entera de Manila o algunas preciosidades del Departamento de Grabado.

– Por último, está clarísimo que a partir de ya mismo el catálogo de la subasta pasa a ser una referencia obligatoria para todo aquél que quiera coleccionar moneda de Isabel II. Ya dijimos que esos catálogos son una de las ventajas de pujar en subastas.

En cuanto a la subasta en sí, esta vez la hemos podido seguir en directo (¡al fin!) desde The Saleroom. Mientras lo escuchaba, estuve pensando que es curioso que aún en los días que vivimos todavía se rematen la mayoría de los lotes en sala. También era evidente que una pequeña parte de los pujadores se hacía con la mayoría de los lotes. No sé si serían aficionados con mucho dinero o, más probablemente, profesionales. En cualquier caso, evidencia mi opinión de que la numismática en España la mueven cuatro gatos.

Por lo que a los remates se refiere, han sido muy altos, y no soy el único que tiene esa opinión.  Sólo ha quedado un lote desierto y muchos de ellos han superado con creces la estimación de la casa de subastas. En mi opinión, muchos de los lotes se han pagado caros, aunque seguro que quienes se hayan hecho con ellos entienden mucho más de la numismática de Isabel II que yo.

En el blog se han dedicado bastantes artículos a las subastas numismáticas y en múltiples ocasiones he animado a los lectores a participar en ellas, o al menos a seguirlas. Esta idea se reflejó sobre todo en la entrada anterior, en la que se sacó a relucir las ventajas de seguir las subastas. Así pues, y llegado a este punto, entiendo que todos los lectores deberían estar ya convencidos de que es interesante manejarse por las subastas numismáticas y de que se han hecho una buena idea de qué pueden encontrar y qué no pueden encontrar ahí. Por lo tanto, supongo que si no se participa en subastas numismáticas es debido a una de las siguientes dos razones: no se quiere, en cuyo caso no tengo nada que hacer, o no se sabe cómo, en cuyo caso recomendaría que se leyese esta entrada y seguro que al finalizar ya estamos preparados.

Para hacerlo más sencillo, voy a dividir en cinco pasos la forma de participar en subastas.

PASO 1: ESTAR ENTERADO DE LA SUBASTA

Parece algo trivial, pero es necesario: si no nos enteramos de que hay una subasta difícilmente podremos participar en ella. En España no hay demasiadas subastas, así que no cuesta mucho visitar periódicamente sus páginas web (lo normal es que tuvieran un RSS, pero ya digo que la numismática no se lleva bien con la tecnología, pero que nada bien…). Otra opción es andar pendiente de publicaciones numismáticas para enterarse de las subastas que van apareciendo, tanto nacionales como internacionales. Para este asunto está especialmente recomendado el blog de numisfera (aunque últimamente actualiza con menor frecuencia que antes) y también la web de SixBid; evidentemente, también hay foros, revistas y otras publicaciones internacionales que nos pueden mantener informados. Por último, hay que decir que una vez que nos convertimos en clientes habituales de las casas de subastas, son éstas las que nos mandan información a casa y por correo electrónico para que andemos pendientes de sus lotes.

PASO 2: ESTUDIAR NUESTRAS PUJAS

Este es, sin duda alguna, el paso más complicado. Se trata de partir de un enorme conjunto de lotes de la subasta, ver cuáles nos podrían interesar, decidir un precio de puja que sea razonable pero que aún así nos asegure una compra barata… para hacerlo bien hay que conocer el mercado, ¡pero hacerlo es la mejor manera de aprender a manejarnos en el mercado!

Antes de ponerse a estudiar una subasta recomiendo leer esta entrada, en la que se dan algunos consejillos justamente para este asunto; hay que tener también en cuenta que las subastas conllevan una carga que ronda el 20%.

PASO 3: REALIZAR LAS PUJAS

Si lo anterior se ha hecho adecuadamente, esto no debería ser ningún problema. Simplemente se trata de hacer llegar a la subasta las pujas que hemos considerado después del análisis anterior. Se puede hacer de dos maneras diferentes: en directo o en diferido.

En diferido consiste en realizar la puja antes de que se celebre la subasta. Esa puja quedará guardada y si es la más alta de cuantas se han realizado antes de la subasta cuando se anuncie ese lote se dirá «la puja actual es de XX euros». Si alguien en directo la supera nos quedamos sin el lote, si no la supera nadie se nos adjudica.

Para realizar pujas en diferido hay que comunicarse con la casa de subastas de una manera u otra. Tradicionalmente se mandaban la relación de pujas por correo postal; hoy en día resulta más cómodo utilizar aplicaciones telemáticas para esa cuestión. Algunas casas de subastas (Aureo, Marti Hervera, Soler y Llach, Vico) proporcionan una aplicación web en la que se pueden introducir las pujas y enviarles la relación de pujas. No hace falta registrarse, pero al enviar las pujas hay que dar algunos datos personales. En otros casos, como Cayón, se pueden mandar las pujas a través de la web de SixBid. Finalmente, hay otros que permiten mandar sus pujas por correo electrónico, yo es el método que utilizo con Cayón y con Herrero.

Las pujas en vivo se hacía tradicionalmente en la sala de subastas. Para ir a una sala de subastas no hace falta ser ningún emérito numismático ni nada por el estilo: va quien quiera, es un acto público. En los últimos meses también ha aparecido la posibilidad de realizar las pujas en vivo a través de la Web. En España Cayón fue el pionero, contratando los servicios a the-saleroom (que cobraba un 3% a mayores de tasas en caso de adjudicarte el lote); ahora parece que Soler y Llach está haciendo lo propio con un servicio que han montado ellos mismos; todavía no lo he probado porque la próxima subasta numismática que hagan será en la primera en la que se pueda pujar por este sistema.

Como veis, no es nada del otro mundo realizar las pujas, pero es a lo que más miedo suele tener la gente. También habría que advertir de unas cuantas cosas a este respecto: hay que fijarse bien en las pujas que se hacen y en las monedas que se pujan, si cometemos un error y nos adjudicamos un lote ya no hay vuelta atrás. Hay algunas subastas que sólo se pueden pujar en diferido, suelen ser subastas pequeñas con pocos lotes de gran calidad, pero en las que se pueden encontrar monedas baratas para los coleccionistas de a pie. Al realizar las pujas en algunas subastas (v.g. Aureo o Marti Hervera) se puede indicar la cantidad máxima de adjudicación para asegurarnos que no  nos pasemos y no podamos pagar después la factura. También se puede utilizar esta idea para hacer algún truco con las pujas.

PASO 4:  ESTUDIAR LOS REMATES DE LA SUBASTA

Al cabo de uno o dos días después de haber realizado la subasta se publican los precios de remate de las subastas. Hay que mirarlos por varios motivos. El primero de ellos es porque así se aprende mucho sobre el mercado numismático y nos será más fácil tasar monedas y calcular su valor. El segundo es porque los lotes que quedan desiertos se los puede adjudicar el primero que venga y pague su precio de salida (haciendo como si se «pujase» por ese lote en la aplicación web). No hay que pensar que porque no los haya querido nadie vayan a ser malos lotes, yo he cogido muchas piezas así y en general he salido muy contento.

PASO 5:  PAGAR

Es un paso evidente pero no hay que olvidarse de él. Unos días después de la subasta recibiremos por correo postal o por e-mail una factura con los lotes adjudicados, el total a pagar y la cuenta bancaria a la que ingresar el dinero. Se realiza el ingreso y ya está, al cabo de una semana o así recibiremos las monedas. Yo en el concepto de la transferencia suelo indicar el número de factura, para que quede claro a qué factura y a qué cliente pertenece esa transferencia. Sólo una vez tuve problemas con una conocida casa de subastas española que decía no haber recibido mi dinero después de que yo les preguntara por qué tardaba tanto en llegar la moneda; tras intercambiar varios correos y escanear el resguardo de la transferencia me pidieron disculpas y al día siguiente tuve la pieza en mi domicilio. También se pueden recogar los lotes en mano acercándose a la casa de subastas, es algo que suelo hacer si coincide que voy a Madrid justo después de alguna subasta.

En este punto sólo me queda por decir que, como veis, participar en una subasta numismática es algo muy sencillo y yo recomiendo encarecidamente que lo hagáis, aunque de que eso pueda repercutir en que suban los precios de los lotes que yo me querría llevar (soy así, ¡¿qué le voy a hacer?!).  No obstante, a pesar de ser algo fácil es una cuestión seria, y aquél que se adjudique un lote debe pagarlo, no valen historias de que ahora ando mal de pelas o de que me confundí al pujar; haberlo pensado antes. Hacer eso es algo muy feo, muy poco ético (perjudicas a un vendedor y a otro comprador que sí estaban interesados en hacer el trato) y además es un delito. Con esto no quisiera asustar a nadie, sólo dejar claro que una subasta es algo serio.

Las fotos que ilustran la entrada están tomadas de la próxima subasta selección de Aureo que se celebrará el día 17 de marzo y se tratan de unas preciosas piezas de 8 reales de Felipe IV, ceca de Segovia.

Los que seguís el blog desde hace tiempo ya habréis notado que recomiendo encarecidamente seguir las subastas numismáticas desde el primerísimo momento en el que uno se inicia en esta afición. Hay un apartado de este blog dedicado a las subastas e incluso está el blog de Numisfera que se dedica exclusivamente a esta cuestión. Igualmente, otros blogueros a los que estimo (un ejemplo y otro ejemplo) dedican también buena parte de sus esfuerzos a hablar de las subastas. Por algo será.

No obstante, ya he visto bastantes aficionados que llevan años coleccionando monedas y que nunca se han interesado por las subastas. Aquí hay algunos ejemplos de coleccionistas que se han interesado después de mucho tiempo de afición (y parece que les ha gustado). En esos mismos enlaces podéis encontrar a gente que dice que si se ha interesado por las subastas es gracias a que yo se lo he recomendado; comentarios como ese son los que me hacen seguir escribiendo a pesar de llevar todo el día trabajando. Siguiendo con esta línea mi intención es escribir un par de entradas que animen de forma más explícita a todo el mundo a iniciarse en las subastas numismáticas. Para ello escribiré una entrada en la que explicaré los sencillos pasos que hay que seguir para pujar en subastas, y de esa manera quitar el miedo a hacerlo, pero antes dedicaré la entrada de hoy a qué se puede esperar, y qué no, de las subastas numismáticas. En otras palabras: ¿qué beneficios proporcionan las subastas a un coleccionista?

Los coleccionistas más neófitos en la materia creen que las subastas los precios de venta de las monedas son más bajos que los que puedan encontrar en mercadillos o profesionales. Esto se debe fundamentalmente a que muchos vendedores echan sus cuentas con respecto a los precios de remate de subastas y por la imaginación humana, que muchas veces idealiza aquello que no conoce. De todas formas, es razonable pensar que si los profesionales compran monedas en subastas y luego nos las venden, los precios de las subastas serán más baratos que los precios a los que se puede comprar monedas a los profesionales. No obstante, esto no tiene por qué ser cierto ya que muchas veces los mercaderes compran monedas en lotes o tienen formas alternativas de adquirir piezas que hace que su precio pueda ser más competitivo.

Una vez me dijo un comerciante que las subastas son siempre caras por definición. Me dijo algo así como: «Yo te vendo esta moneda a ti en un trato privado por 80 euros, si a ti te parece barata la compras y no lo harás en otro caso; no obstante, si subasto la moneda es tanto como vendérsela a la persona que más pagase por ella, quien además, deberá pagar un 18% extra de cargo a la casa de subastas. Quizá en Sevilla haya alguien interesado por esta moneda dispuesto a pagar 100 euros por ella, yo no lo sé, pero en caso de que la hubiese tendrías que pagar 110 euros por la pieza en vez de 80, que es a lo que te la estoy ofreciendo». Evidentemente sus palabras eran muy persuasivas para que le comprara la moneda, pero no le faltaba parte de razón: en las subastas numismáticas prácticamente nunca se pueden comprar monedas a precio de chollo, entendiendo por «chollo» un precio tal que te deje más de un 20% de ganancia sin engañar a nadie. Así que el primer y más importante prejuicio a quitarse es ese: no hay cholletes en las subastas y la mayoría de los remates suelen ser más bien caros.

Pero yo no recomiendo a nadie que siga las subastas para cazar regalos, sino porque las subastas son un fiel reflejo de la situación del mercado numismático en cada momento. Son datos objetivos que reflejan el precio de las monedas. Por eso cuando yo digo precios de las monedas no indico lo que a mí me parecería, ni tampoco suelo hacer juicios de valor sobre si algo me parece caro o barato. Me limito a decir: «en la subasta X celebrada el día Y se remató por Z euros». Eso es un dato objetivo que nadie me puede rebatir (salvo error bibliográfico o tipográfico), pero si yo digo «pues yo creo que vale 100» y otro viene y dice «pues yo creo que vale 50», entonces no llegamos a ninguna parte. Esos juicios de valor los debe hacer cada uno, y es siguiendo las subastas y analizando los precios de salida y de remate como se pueden sacar conclusiones sobre la evolución del mercado, e incluso hacer algún tipo de predicción sobre cómo se comportarán los precios en el futuro.

Estoy seguro de que a alguno le he asustado con el párrafo anterior, pero pensad que la cuestión es mucho más sencilla de lo que parece. En las subastas también se venden monedas baratas que se rematan por menos de 20 euros. No está de más seguirlas para ver cuánto paga la gente por las monedas que nosotros compramos en el mercadillo, no vaya a ser que nos estén engañando, como en este caso.  También podemos analizar cómo se comporta el mercado y eso nos puede ayudar a reflexionar sobre nuestra colección. Por ejemplo, no es casualidad que no se subasten monedas de euros, ni que en España los apartados dedicados a la numismática clásica sean muy pequeños en comparación con los que se dedican en las casas de otros países.

Por otro lado, en las subastas numismáticas se pueden ver monedas a las que generalmente sólo tienen acceso unos pocos privilegiados. Ya han aparecido por el blog varios casos de monedas inéditas que han salido a subasta y también otras monedas de muy alta calidad que maravillan a cualquiera. Yo me paso bastante tiempo mirando maravillado catálogos de subastas en los que hay piezas que no me puedo permitir y que nunca me podré permitir, pero que me resultan preciosas. En ese sentido, ver un catálogo de monedas (ya sea en papel u on-line) es una alegría para la vista de cualquier coleccionista.

Hablando de los catálogos de subastas, ya hemos dicho que son la mejor forma de tasar nuestras monedas y que no hay que hacer caso de los catálogos comerciales que ponen el precio que interesa al editor. Por otro lado, tener una buena colección de catálogos de subastas en casa, ya sea en formato electrónico o en papel, es la mejor manera de conocer piezas raras y variantes. Además, esos catálogos los regalan las casas de subastas a los clientes que frecuentemente pujan por sus lotes, por lo que al final tenemos una fuente de información muy útil y gratuita. Lo malo es que no resulta sencillo buscar entre decenas de catálogos de subastas, pero ese es un problema clásico de obtención de información.

Finalmente, también ha quedado patente en el blog que en los catálogos aparecen reseñas históricas sobre monedas de altísimo interés académico. Muchas veces la propia investigación numismática proviene de la necesidad de tasar o contextualizar una moneda para una subasta, dando lugar en algunas extrañas ocasiones a estudios de un calibre tal que se llega a editar un libro al respecto. Por eso hay veces que leer un catálogo de una subasta es muy interesante más allá de la faceta coleccionista, teniendo exclusivamente un interés histórico al respecto (como en este otro caso).

Pero antes de acabar, un regalo a mis lectores: tengo un pequeño programa (hecho por mí) con el que me descargo fotos de las monedas que aparecen en las subastas españolas y algunas extranjeras. Hay veces que me descargo también los catálogos en .pdf y las listas de precios rematados. Voy a empezar a compartir todo eso en el foro de Imperio Numismático, así que tendréis un montón de material recopilado por mí y puesto a vuestra disposición para todo aquel que lo quiera. También me iré descargando las fotos de las nuevas subastas españolas que aparezcan, pero si alguno quiere alguna extranjera puede pedírmelo.

Las fotos que ilustran la entrada son algunos de los rostros más feos que aparecen en la numismática.

A la gente que empieza a coleccionar monedas es complicado hacerles entender que el precio de una moneda varía enormemente dependiendo de en qué mano esté, sobre todo cuando se habla de monedas caras. Voy a ver si lo explico en esta entrada.

Casi todos los días recibo algún correo diciéndome que tienen algunas monedas provenientes de una herencia familiar. En la práctica totalidad de los casos esas monedas resultan ser falsas o no tener ningún valor numismático, pero ha habido algunas excepciones. Uno de ellos era un chico madrileño (llamémosle Enrique) que había heredado varias piezas de la monarquía española de bastante valor. Como siempre es un placer verlas quedé con él y le dije que a mi juicio eran buenas, aunque en algunas de ellas dudaba bastante. Entre las que me parecían buenas estaban una de 10 céntimos de Carlos VII, una de 20 reales y otra de 80 reales de Isabel II, un doble excelente de los Reyes Católicos, dos 8 reales columnarios, dos piezas de ocho escudos de Carlos III y Carlos IV… ya digo que había cositas interesantes.

Ahora viene  la pregunta complicada: ¿Cuánto vale esto? No es fácil de responder puesto que el precio de esas monedas varía enormemente dependiendo de en qué mano esté. En manos de Enrique vale muy poco, primero porque no conoce coleccionistas que pudiesen estar interesados en ellas, por lo que sólo le quedaría la posibilidad de vendérselo a un intermediario, que le pagaría entre un 20 y un 50% menos de lo que sacaría él. Todo esto suponiendo que el intermediario sea una persona honrada y no le venga con la clásica de «son piezas falsas» para comprárselas a precio de plata y de oro aún siendo buenas.

En mis manos (me pongo yo como ejemplo aunque valdría cualquier aficionado) algunas de esas monedas valen más porque conozco  coleccionistas interesados en todas ellas que estarían interesados en comprarlas. No me sería nada difícil vender las baratas a un precio razonable, e incluso podría hacerme responsable de que son buenas porque ya han pasado varias de esos tipos por mis manos y las conozco bien. Ahora bien, yo no soy capaz de dar mi palabra de que un doble excelente de los Reyes Católicos es bueno, no tengo la experiencia suficiente. Así pues, para las piezas más caras me veré obligado a darlas baratas a algunos coleccionistas que sí se vean capaces de reconocer si son buenas o no, o si no me veré obligado a recurrir a un intermediario. No obstante, yo ya sé qué intermediarios son de fiar y cuáles no.

Otro caso sería que esas piezas estuvieran en manos de un profesional que pueda garantizar su autenticidad, que conozca qué coleccionistas estarían interesados en cada una de las piezas e incluso quién estaría dispuesto a pagarle más dinero. En esas manos es donde las monedas realmente valen su precio.

Con este ejemplo supongo que quede claro por qué el precio varía mucho dependiendo de quién posea las monedas. El valor añadido que el vendedor proporciona es fundamentalmente el tener contactos y el proporcionar una confianza a sus compradores que se traduce en una garantía de que las monedas son buenas. Quien compra unas piezas (aunque sean caras) no tiene por qué ser un experto en numismática, y la mayoría de las veces es la confianza que se tiene en el vendedor lo que hace que se compre con confianza.  Yo no entiendo de moneda romana, pero si tuviese que comprar alguna conozco vendedores a los que les compraría piezas a ciegas.

Esta idea está muy relacionada con algunas de las cosas que se ha dicho en el blog. Por ejemplo, por esto mismo no recomiendo que nadie compre monedas caras cuando está empezando, porque perdería mucho dinero a la hora de desprenderse de ellas (él o sus herederos). También se relaciona con que no recomiendo que nadie empiece comprando monedas en eBay, donde la confianza es más bien escasa.

Finalmente, publico aquí un consejo que suelo dar a los dos o tres que resulta que han tenido piezas buenas y caras: «subcontratad esa confianza». La forma de subcontratarla es poniéndose en contacto con alguien que sea capaz de venderlas a buen precio y se lleve un tanto por ciento de la venta. Yo hice de ese rol para unos familiares hace unos años y el que se vea en esa situación y conozca a un aficionado posiblemente sea su mejor opción. En caso de no conocer a nadie la forma de llegar a los coleccionistas finales proporcionándoles garantías es acudir a subastas numismáticas, las cuales tienen unas cargas bastante grandes, pero a priori vendiendo así las monedas se sacará más que dándoselas a un intermediario.

Las imágenes de la entrada están sacadas de la subasta de Aureo del 26 de enero de 2011. Se tratan de medio real, un real, dos reales, cuatro reales y ocho reales acuñados en Potosí bajo el reinado de Carlos II. Se remataron en 70, (desierta), 190, 110 y 180 euros respectivamente.

En la anterior entrada se comentaron algunas monedas de la próxima subasta de Cayón, entre las que destacaba el duro de 1871 (18-72). Podéis pasaros por la entrada para ver una descripción del mismo y una interesante discusión al respecto, al igual que en el foro de Imperio Numismático, donde también hemos estado discutiendo sobre el tema. Ha habido bastante revuelo y no han faltado varios correos en los que se me pedía opinión sobre la tasación de semejante pieza y de alguno que me ha comentado que iba a realizar una puja muy importante.

Adolfo Cayón ha leído la entrada y se ha puesto en contacto conmigo para indicarme, entre otras cosas, que el duro de 1871 que tiene en subasta está descrito como (18-72) por error, realmente es un duro de 1871 (18-71). Así pues, fin de la historia: el duro de 1871 (18-72) no existe, y de existir no se conoce ningún ejemplar. También puede darnos para reflexionar sobre el enorme peso que tiene Cayón en la comunidad numismática española; confiamos tanto en Cayón que un simple error tipográfico genera tanto debate.

He de añadir que  me ha solicitado que «corrija urgentemente cualquier alusión a la falsedad de la moneda y se lo notifique por escrito de manera inmediata», indicándome que también da garantía de la autenticidad del duro de forma vitalicia. Yo he modificado una frase en la entrada anterior, si bien no he eliminado ni modificado ningún comentario porque entiendo que su propiedad intelectual y la responsabilidad de los mismos pertenecen a su autor. Así pues, si alguien quiere modificar algún comentario que haya realizado que me lo diga, pero hasta entonces así quedan.

La moneda de la imagen es el duro en cuestión que se subasta.

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