Esta semana he tenido la suerte de conversar con Eloisa Wattenberg, directora del Museo Arqueológico de Valladolid. La visita no pudo ser más agradable, no sólo por la conversación en sí misma, sino por poder hablar tranquilamente en el patio del Palacio de Fabio Nelli (el que se ve en la foto), en Valladolid y luego poder ver la exposición temporal de numismática romana que alberga el museo y a la que todos estáis invitados a ir.

Aproveché la ocasión para entrevista a Eloisa, quien habla de la numismática con una concepción muy diferente de la que tenemos la mayoría de los coleccionistas. Precisamente por ello creo que es especialmente interesante para los lectores del blog. Así se pueden entender otros puntos de vista más cercanos al estudio histórico que al coleccionismo.

Adolfo (A): Primeramente quisiera hacerte unas preguntas generales ¿Coleccionas algún tipo de monedas de forma personal?

Eloisa (E): No, no colecciono ni monedas ni ninguna otra cosa.

A: Pero, ¿tienes alguna moneda predilecta?

E: Como a todo el mundo me gustan más las monedas que más conozco. Quizá por eso, sin pensarlo mucho, nombre primero  los reales de a 8. Son el tipo de moneda que integra el tesoro de Peñafiel, que guardamos en el museo y que hace poco catalogué; pero también los denarios ibéricos, o algunas monedas medievales, como la dobla de la banda.

A: ¿Entonces tu interés por la numismática es fundamentalmente arqueológico?

E: Quizá en el Museo valoremos más las monedas como documentos de primer grado que permiten obtener mucha información de manera directa sobre ciertos aspectos históricos. De hecho, la exposición de numismática romana que ahora tenemos abierta se ofrece con ese planteamiento. Queremos mostrar el alto contenido de información que ofrecen las monedas sobre el mundo romano: como por ejemplo retratos de emperadores y personajes, divinidades, monumentos, moda en el peinado, el vestido o el adorno personal, acontecimientos y sus fechas exactas,…. todo  eso, a efectos de difusión de la cultura romana, tiene para nosotros grandísimo interés, tanto o más que su diseño estilístico o el análisis de las mismas como medio de comercio.

A: Ya veo. Entonces, ¿qué información proporcionan las monedas más allá de las cuestiones relacionadas con el comercio y la economía?

E: Proporcionan muchísima información porque siempre han sido medios de propaganda Por ejemplo, cuando un emperador romano realizaba una conquista o construía un templo, eso  casi siempre se mostraba en las monedas.

A: Pero hay otros restos arqueológicos que también documentan ese tipo de cuestiones. ¿Hay algún tipo de información que nos proporcionen las monedas que no nos proporcionen las demás (más allá del comercio, vuelvo a insistir)?

E: Sí, pero muchas veces no documentan la propaganda o los acontecimientos de forma tan explícita. Además, las monedas aportan algo que no tienen todos los documentos arqueológicos: la cronología. Una moneda se puede datar de forma exacta, bien porque en ella conste la fecha, o porque sabemos las fechas de reinado de quien las emitió… En cambio, un recipiente o resto cerámico, o un objeto decorativo por poner algún ejemplo, siempre se puede estimar que ha sido realizado en una época, pero es difícil datarlo de forma tan exacta.

A: Muy interesante. Llevo años coleccionando monedas y no había caído en ello. Por otro lado, ¿del estudio de las monedas habéis obtenido algún tipo de hipótesis históricas?

E: El Museo tiene un buen fondo numismático que abarca todas las épocas pero, por ceñirnos a un ámbito bien próximo y concreto: no reúne suficiente información sobre monedas halladas en el territorio de Valladolid. La mayoría de los ejemplares proceden del comercio y son raros los documentados en excavaciones científicas realizadas en la provincia. Es muy difícil por tanto extraer conclusiones. Principalmente, aunque de forma esporádica,  en la Universidad se  vienen haciendo trabajos en ese sentido  y también nosotros, en el Museo,  estudiamos las monedas halladas fundamentalmente en Valladolid, pero lo cierto es que los conocimientos actuales no permiten establecer hipótesis sólidas.

Cuando se encuentran atesoramientos grandes entonces se puede obtener más información a partir del análisis y el estudio de los mismos. Dos de estos casos serían los de Tordesillas y de  Cabezón.  Pero tampoco con mucha garantía. Muchos de esos tesoros pasan por varias manos antes de llegar al Museo y se pierden monedas. Sin ir más lejos, éste hallado en Honcalda [me dice apuntando a una vitrina donde se encuentra un conjunto de antoninianos] sabemos que originalmente tenía más de 200 monedas, pero pasó por varias manos y al Museo sólo llegaron 26. Así no se pueden sacar conclusiones sobre el total del hallazgo.

A: Y en ese sentido ¿el expolio es muy perjudicial para los historiadores?

E: Claramente. Cuando cualquier hallazgo arqueológico no es excavado con metodología científica se pierde infinidad de información del mismo para siempre y su estudio e  interpretación siempre será incompleto.

A: ¿Y las monedas falsas?

E: No representan una preocupación especial para nosotros. Apenas compramos monedas en el mercado, así que difícilmente adquiriremos una falsa. Por otra parte, las monedas falsas de época también tienen su interés histórico y como tal hay que estudiarlas, por lo que también son interesantes. Es decir, que una moneda falsa de época también es un documento histórico.

A: Por último, quisiera hacerle una pregunta sobre la exposición ¿qué criterios se siguen a la hora de exponer las monedas?

E: La idea principal es que la exposición sea pedagógica y comprensible. La numismática es algo complejo y con un planteamiento  divulgativo como el que se ha pretendido, hemos optado por que la información sobre equivalencias entre monedas y  metrología sea muy elemental. Casi diría que es una exposición de numismática dirigida a todo tipo de público, pero no para numismáticos. Precisamente para mostrar el poder de atracción que encierran las monedas y captar el interés del visitante no iniciado se prefirió un discurso  sencillo y accesible a todos.